Pero los malvados son como espinos que se desechan; nadie los toca con la mano.
Isaías 27:4 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017 No estoy enojado. Si tuviera zarzas y espinos, pelearía contra ella y la quemaría totalmente, Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 No hay enojo en mí. ¿Quién pondrá contra mí en batalla espinos y cardos? Yo los hollaré, los quemaré a una. Biblia Nueva Traducción Viviente Mi enojo habrá desaparecido. Si encuentro zarzas y espinos en crecimiento, los atacaré; los quemaré, Biblia Católica (Latinoamericana) - 'Yo me quedo sin cerca, ¿y de dónde me vienen esas malezas?'
- 'Yo mismo les haré la guerra y a todos les prenderé fuego;' La Biblia Textual 3a Edicion No hay indignación en mí; Si me diera espinos y cardos, Me lanzaría sobre ella para quemarlos todos; Biblia Serafín de Ausejo 1975 ¡No estoy airado! Si encuentro zarzas y espinas, saldré a moverles guerra, las incendiaré todas juntas, Biblia Reina Valera Gómez (2023) No hay enojo en mí. ¿Quién pondrá contra mí en batalla espinos y cardos? Yo los hollaré, los quemaré juntamente. |
Pero los malvados son como espinos que se desechan; nadie los toca con la mano.
La luz de Israel se convertirá en fuego; su Santo se volverá una llama. En un solo día quemará sus espinos y consumirá sus zarzas.
En aquel día dirás: «Señor, yo te alabaré aunque te hayas enojado conmigo. Tu ira se ha calmado, y me has dado consuelo.
Los pueblos serán calcinados, como espinos cortados arderán en el fuego».
La maldad arde como un fuego que consume zarzas y espinos, que incendia la espesura del bosque y sube luego, como torbellino, en una columna de humo.
Porque yo sé muy bien los planes que tengo para vosotros —afirma el Señor—, planes de bienestar y no de calamidad, a fin de daros un futuro y una esperanza.
Cuando yo te perdone por todo lo que has hecho, tú te acordarás de tu maldad y te avergonzarás, y en tu humillación no volverás a jactarte. Lo afirma el Señor omnipotente”».
El día que yo actúe, pisotearéis a los malvados, y bajo vuestros pies quedarán hechos polvo —dice el Señor Todopoderoso—.
Tiene el aventador en la mano y limpiará su era, recogiendo el trigo en su granero; la paja, en cambio, la quemará con fuego que nunca se apagará».
En cambio, cuando produce espinos y cardos, no vale nada; está a punto de ser maldecida y acabará por ser quemada.
Todo esto demuestra que el Señor sabe librar de la prueba a los que viven como Dios quiere, y reservar a los impíos para castigarlos en el día del juicio.