Alabad al Señor, vosotros sus ángeles, que ejecutáis su palabra y obedecéis su mandato.
Isaías 10:34 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017 Derriba con un hacha la espesura del bosque, y el esplendor del Líbano se viene abajo. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Y cortará con hierro la espesura del bosque, y el Líbano caerá con estruendo. Biblia Nueva Traducción Viviente Cortará con un hacha los árboles de los bosques; el Líbano caerá ante el Poderoso. Biblia Católica (Latinoamericana) y el Líbano tan nombrado se viene abajo. La Biblia Textual 3a Edicion ¡Cortada a hachazos es la espesura del bosque! Y a manos del Poderoso el Líbano va cayendo. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Tronchará la espesura del bosque con hierro, y el Líbano caerá con sus cedros. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y cortará con hierro la espesura del bosque, y el Líbano caerá ante un poderoso. |
Alabad al Señor, vosotros sus ángeles, que ejecutáis su palabra y obedecéis su mandato.
Destruirá de extremo a extremo el esplendor de sus bosques y de sus huertos, como enfermo carcomido por la plaga.
contra todos los cedros del Líbano, arrogantes y erguidos, contra todas las encinas de Basán,
«Asiria caerá a espada, pero no de hombre; una espada, pero no de hombre, la consumirá. Huirá para escapar de la espada, y sus jóvenes serán sometidos a trabajos forzados.
La tierra está de luto y languidece; el Líbano se avergüenza y se marchita; Sarón es como un desierto; Basán y el Carmelo pierden su follaje.
Has enviado a tus siervos a insultar al Señor, diciendo: ‘Con mis numerosos carros de combate escalé las cumbres de las montañas, ¡las laderas del Líbano! Talé sus cedros más altos, sus cipreses más selectos. Alcancé sus cumbres más lejanas, y sus bosques más frondosos.
Entonces el ángel del Señor salió y mató a ciento ochenta y cinco mil hombres del campamento asirio. A la mañana siguiente, cuando los demás se levantaron, ¡allí estaban tendidos todos los cadáveres!
Enviaré contra ti destructores, cada uno con sus armas, que talarán tus cedros más hermosos y los echarán en el fuego.
La gloria de Moab ha desaparecido; en Hesbón maquinan el mal contra ella: “¡Venid, hagamos desaparecer a esta nación!” También tú, Madmén, serás silenciada, y la espada te perseguirá.
Fíjate en Asiria, que alguna vez fue cedro del Líbano, con bello y frondoso ramaje; su copa llegaba hasta las nubes.
»Tú, rey, veías que del cielo bajaba un mensajero santo, el cual te ordenaba derribar el árbol y destruirlo, y dejarlo enterrado para que se empapara con el rocío del cielo, aunque tenías que sujetar con hierro y bronce el tocón y las raíces. De este modo viviría como los animales salvajes hasta que transcurrieran siete años.
Así dice el Señor: «Aunque los asirios sean fuertes y numerosos, serán arrancados y morirán. Y a ti, Judá, aunque te he afligido, no volveré a afligirte.
Y a vosotros que sufrís, os dará descanso, lo mismo que a nosotros. Esto sucederá cuando el Señor Jesús se manifieste desde el cielo entre llamas de fuego, con sus poderosos ángeles,
mientras que los ángeles, a pesar de superarlos en fuerza y en poder, no pronuncian contra tales seres ninguna acusación insultante en la presencia del Señor.
Después vi a otro ángel poderoso que bajaba del cielo envuelto en una nube. Un arco iris rodeaba su cabeza; su rostro era como el sol, y sus piernas parecían columnas de fuego.
Entonces un ángel poderoso levantó una piedra del tamaño de una gran rueda de molino, y la arrojó al mar diciendo: «Así también tú, Babilonia, gran ciudad, serás derribada con la misma violencia, y desaparecerás de la faz de la tierra.