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Isaías 1:30 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017

Seréis como una encina con hojas marchitas, como un jardín sin agua.

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Montre Interlinear Bible

Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

Porque seréis como encina a la que se le cae la hoja, y como huerto al que le faltan las aguas.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Serás como un gran árbol con las hojas marchitas, como un jardín sin agua.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Pues ustedes serán como una encina a la que se le caen las hojas, y como un jardín al que le falta agua.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Porque seréis como encina de hoja seca, Y como huerto al que le faltan aguas.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Pues seréis como terebinto de follaje marchito, y como jardín que carece de agua.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Porque seréis como la encina a la que se le cae la hoja, y como huerto al que le falta el agua.

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Lòt tradiksyon



Isaías 1:30
11 Referans Kwoze  

Abram atravesó toda esa región hasta llegar a Siquén, donde se encuentra la encina sagrada de Moré. En aquella época, los cananeos vivían en esa región.


La dejaré desolada, y no será podada ni cultivada; le crecerán espinos y cardos. Mandaré que las nubes no lluevan sobre ella.


El Señor te guiará siempre; te saciará en tierras resecas, y fortalecerá tus huesos. Serás como jardín bien regado, como manantial cuyas aguas no se agotan.


Sales al encuentro de los que, alegres, practican la justicia y recuerdan tus caminos. Pero te enojas si persistimos en desviarnos de ellos. ¿Cómo podremos ser salvos?


Todos somos como gente impura; todos nuestros actos de justicia son como trapos de inmundicia. Todos nos marchitamos como hojas; nuestras iniquidades nos arrastran como el viento.


Vendrán y cantarán jubilosos en las alturas de Sión; disfrutarán de las bondades del Señor: el trigo, el vino nuevo y el aceite, las crías de las ovejas y las vacas. Serán como un jardín bien regado, y no volverán a desmayar.


Y todos los árboles del campo sabrán que yo soy el Señor. Al árbol grande lo corto, y al pequeño lo hago crecer. Al árbol verde lo seco, y al seco lo hago florecer. Yo, el Señor, lo he dicho, y lo cumpliré”».


Al ver una higuera junto al camino, se acercó a ella, pero no encontró nada más que hojas. ―¡Nunca más vuelvas a dar fruto! —le dijo. Y al instante se secó la higuera.