Corro por el camino de tus mandamientos, porque has ampliado mi modo de pensar.
Hechos 8:30 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017 Felipe se acercó de prisa a la carroza y, al oír que el hombre leía al profeta Isaías, le preguntó: ―¿Acaso entiendes lo que estás leyendo? Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Acudiendo Felipe, le oyó que leía al profeta Isaías, y dijo: Pero ¿entiendes lo que lees? Biblia Nueva Traducción Viviente Felipe se acercó corriendo y oyó que el hombre leía al profeta Isaías. Felipe le preguntó: —¿Entiendes lo que estás leyendo? Biblia Católica (Latinoamericana) Y mientras Felipe corría, le oía leer al profeta Isaías. Le preguntó: '¿Entiendes lo que estás leyendo?' La Biblia Textual 3a Edicion Corriendo Felipe, lo oyó leyendo al profeta Isaías, y dijo: Pero, ¿entiendes lo que lees? Biblia Serafín de Ausejo 1975 Corrió Felipe a su lado y oyó que iba leyendo al profeta Isaías. Y le dijo: '¿Crees que entiendes lo que vas leyendo?'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y corriendo Felipe hacia él, le oyó que leía el profeta Isaías, y le dijo: ¿Entiendes lo que lees? |
Corro por el camino de tus mandamientos, porque has ampliado mi modo de pensar.
Y todo lo que esté en tu mano hacer, hazlo con todo empeño; porque en el sepulcro, adonde te diriges, no hay trabajo ni planes ni conocimiento ni sabiduría.
Cuando alguien oye la palabra acerca del reino y no la entiende, viene el maligno y arrebata lo que se sembró en su corazón. Esta es la semilla sembrada junto al camino.
Pero el que recibió la semilla que cayó en buen terreno es el que oye la palabra y la entiende. Este sí produce una cosecha al treinta, al sesenta y hasta al ciento por uno».
―¿Habéis entendido todo esto? —les preguntó Jesús. ―Sí —respondieron ellos. Entonces concluyó Jesús:
»Así que, cuando veáis en el lugar santo “el horrible sacrilegio”, del que habló el profeta Daniel (el que lee, que lo entienda),
»Ahora bien, cuando veáis “el horrible sacrilegio” donde no debe estar (el que lee, que lo entienda), entonces los que estén en Judea huyan a las montañas.
―Mi alimento es hacer la voluntad del que me envió y terminar su obra —les dijo Jesús—.
Estudiáis con diligencia las Escrituras porque pensáis hallar en ellas la vida eterna. ¡Y son ellas las que dan testimonio en mi favor!
Felipe emprendió el viaje, y resulta que se encontró con un etíope eunuco, alto funcionario encargado de todo el tesoro de Candace, reina de los etíopes. Este había ido a Jerusalén para adorar
―¿Y cómo voy a entenderlo —contestó— si nadie me lo explica? Así que invitó a Felipe a subir y sentarse con él.
Sin embargo, en la iglesia prefiero emplear cinco palabras comprensibles y que me sirvan para instruir a los demás que diez mil palabras en lenguas.
Por tanto, no seáis insensatos, sino entended cuál es la voluntad del Señor.
En esto consiste la sabiduría: el que tenga entendimiento, calcule el número de la bestia, pues es número de un ser humano: seiscientos sesenta y seis.