Hechos 26:14 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017 Todos caímos al suelo, y yo oí una voz que me decía en arameo: “Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? ¿Qué sacas con darte cabezazos contra la pared?” Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Y habiendo caído todos nosotros en tierra, oí una voz que me hablaba, y decía en lengua hebrea: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Dura cosa te es dar coces contra el aguijón. Biblia Nueva Traducción Viviente Todos caímos al suelo y escuché una voz que me decía en arameo: “Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Es inútil que luches contra mi voluntad”. Biblia Católica (Latinoamericana) Todos caímos al suelo y yo oí una voz que me decía en hebreo: 'Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? En vano pataleas contra el aguijón. La Biblia Textual 3a Edicion Y al caer todos nosotros por tierra, oí una voz que me decía en lengua hebrea: ¡Saulo, Saulo! ¿por qué me persigues? ¡Dura cosa te es dar coces contra el aguijón! Biblia Serafín de Ausejo 1975 Caímos a tierra todos, y oí una voz que me decía en dialecto hebreo: 'Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Duro es para ti dar coces contra el aguijón'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y habiendo caído todos nosotros en tierra, oí una voz que me hablaba, y decía en lengua hebrea: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Dura cosa te es dar coces contra los aguijones. |
«Convertiré a Jerusalén en una copa que embriagará a todos los pueblos vecinos. Judá será sitiada, lo mismo que Jerusalén,
Porque así dice el Señor Todopoderoso, cuya gloria me envió contra las naciones que os saquearon: «La nación que toca a mi pueblo, toca la niña de mis ojos.
Con el permiso del comandante, Pablo se puso de pie en las gradas e hizo una señal con la mano a la multitud. Cuando todos guardaron silencio, les dijo en arameo:
Al oír que les hablaba en arameo, guardaron más silencio. Pablo continuó:
A eso del mediodía, oh rey, mientras iba por el camino, vi una luz del cielo, más refulgente que el sol, que con su resplandor nos envolvió a mí y a mis acompañantes.
Entonces pregunté: “¿Quién eres, Señor?” “Yo soy Jesús, a quien tú persigues —me contestó el Señor—.
Los hombres que viajaban con Saulo se detuvieron atónitos, porque oían la voz, pero no veían a nadie.