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Hechos 16:10 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017

Después de que Pablo tuviera la visión, en seguida nos preparamos para partir hacia Macedonia, convencidos de que Dios nos había llamado a anunciar el evangelio a los macedonios.

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Montre Interlinear Bible

Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

Cuando vio la visión, en seguida procuramos partir para Macedonia, dando por cierto que Dios nos llamaba para que les anunciásemos el evangelio.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Entonces decidimos salir de inmediato hacia Macedonia, después de haber llegado a la conclusión de que Dios nos llamaba a predicar la Buena Noticia allí.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Al despertar nos contó la visión y comprendimos que el Señor nos llamaba para evangelizar a Macedonia.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Tan pronto como tuvo la visión, enseguida procuramos partir para Macedonia, persuadidos de que Dios nos había llamado para proclamarles el evangelio.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

En cuanto vio la visión, tratamos de salir para Macedonia, convencidos de que Dios nos había llamado a evangelizarlos.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Y cuando él vio la visión, inmediatamente procuramos ir a Macedonia, dando por cierto que el Señor nos llamaba para que les predicásemos el evangelio.

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Lòt tradiksyon



Hechos 16:10
14 Referans Kwoze  

Jared tenía ciento sesenta y dos años cuando fue padre de Enoc.


Me doy prisa, no tardo nada para cumplir tus mandamientos.


Por eso, cuando enviasteis por mí, vine sin poner ninguna objeción. Ahora permitidme que os pregunte: ¿para qué me habéis hecho venir?


donde siguieron anunciando las buenas nuevas.


Durante la noche Pablo tuvo una visión en la que un hombre de Macedonia, puesto de pie, le rogaba: «Pasa a Macedonia y ayúdanos».


A eso del mediodía, oh rey, mientras iba por el camino, vi una luz del cielo, más refulgente que el sol, que con su resplandor nos envolvió a mí y a mis acompañantes.


Cuando se decidió que navegáramos rumbo a Italia, entregaron a Pablo y a algunos otros presos a un centurión llamado Julio, que pertenecía al batallón imperial.


Había en Damasco un discípulo llamado Ananías, a quien el Señor llamó en una visión. ―¡Ananías! ―Aquí estoy, Señor.