así que altercaron con Moisés. ―Danos agua para beber —le exigieron. ―¿Por qué peleáis conmigo? —se defendió Moisés—. ¿Por qué provocáis al Señor?
Hechos 15:10 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017 Entonces, ¿por qué tratáis ahora de provocar a Dios poniendo sobre el cuello de esos discípulos un yugo que ni nosotros ni nuestros antepasados hemos podido soportar? Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Ahora, pues, ¿por qué tentáis a Dios, poniendo sobre la cerviz de los discípulos un yugo que ni nuestros padres ni nosotros hemos podido llevar? Biblia Nueva Traducción Viviente Entonces, ¿por qué ahora desafían a Dios al poner cargas sobre los creyentes gentiles con un yugo que ni nosotros ni nuestros antepasados pudimos llevar? Biblia Católica (Latinoamericana) ¿Quieren ustedes mandar a Dios ahora? ¿Por qué quieren poner sobre el cuello de los discípulos un yugo que nuestros padres no fueron capaces de soportar, ni tampoco nosotros? La Biblia Textual 3a Edicion Ahora, pues, ¿por qué tentáis a Dios, imponiendo sobre la cerviz de los discípulos un yugo que ni nuestros padres ni nosotros hemos podido llevar? Biblia Serafín de Ausejo 1975 Ahora, pues, ¿por qué tentáis a Dios, pretendiendo imponer sobre el cuello de los discípulos un yugo que ni nuestros padres ni nosotros hemos sido capaces de soportar? Biblia Reina Valera Gómez (2023) Ahora, pues, ¿por qué tentáis a Dios, poniendo sobre la cerviz de los discípulos un yugo que ni nuestros padres ni nosotros hemos podido llevar? |
así que altercaron con Moisés. ―Danos agua para beber —le exigieron. ―¿Por qué peleáis conmigo? —se defendió Moisés—. ¿Por qué provocáis al Señor?
Atan cargas pesadas y las ponen sobre la espalda de los demás, pero ellos mismos no están dispuestos a mover ni un dedo para levantarlas.
―También está escrito: “No pongas a prueba al Señor tu Dios” —le contestó Jesús.
―¿Por qué os pusisteis de acuerdo para poner a prueba al Espíritu del Señor? —le recriminó Pedro—. ¡Mira! Los que sepultaron a tu esposo acaban de regresar y ahora te llevarán a ti.
Pero, ahora que conocéis a Dios —o más bien que Dios os conoce a vosotros—, ¿cómo es que queréis regresar a esos principios ineficaces y sin valor? ¿Queréis volver a ser esclavos de ellos?
Cristo nos libertó para que vivamos en libertad. Por lo tanto, manteneos firmes y no os sometáis nuevamente al yugo de esclavitud.
Allí vuestros antepasados me tentaron y me pusieron a prueba, a pesar de haber visto mis obras cuarenta años.
Esto nos ilustra hoy día que las ofrendas y los sacrificios que allí se ofrecen no tienen poder alguno para perfeccionar la conciencia de los que celebran ese culto.