Hechos 10:14 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017 ―¡De ninguna manera, Señor! —replicó Pedro—. Jamás he comido nada impuro o inmundo. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Entonces Pedro dijo: Señor, no; porque ninguna cosa común o inmunda he comido jamás. Biblia Nueva Traducción Viviente —No, Señor —dijo Pedro—. Jamás he comido algo que nuestras leyes judías declaren impuro e inmundo. Biblia Católica (Latinoamericana) Pedro contestó: '¡De ninguna manera, Señor! Jamás he comido nada profano o impuro. La Biblia Textual 3a Edicion Pero Pedro dijo: De ningún modo, Señor; porque ninguna cosa común e inmunda comí jamás. Biblia Serafín de Ausejo 1975 'De ninguna manera, Señor -respondió Pedro-, nunca he comido yo nada profano o impuro'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Entonces Pedro dijo: Señor, no; porque ninguna cosa común o inmunda he comido jamás. |
¡Pero no será como vosotros queréis! Si lo que queréis es rendirle culto al Señor, ¡id solo vosotros los hombres! Y Moisés y Aarón fueron arrojados de la presencia del faraón.
Entonces exclamé: «¡No, Señor mi Dios! ¡Yo jamás me he contaminado con nada! Desde mi niñez y hasta el día de hoy, jamás he comido carne de ningún animal que se haya encontrado muerto, o que haya sido despedazado por las fieras. ¡Por mi boca no ha entrado ningún tipo de carne impura!»
Los sacerdotes no comerán ningún animal, sea ave o bestia, que sea encontrado muerto o despedazado por una fiera.
Pero Daniel se propuso no contaminarse con la comida y el vino del rey, así que le pidió al jefe de oficiales que no lo obligara a contaminarse.
Por consiguiente, también vosotros debéis distinguir entre los animales puros y los impuros, y entre las aves puras y las impuras. No os hagáis detestables vosotros mismos por causa de animales, de aves o de cualquier alimaña que se arrastra por el suelo, pues yo os los he señalado como impuros.
Lo que contamina a una persona no es lo que entra en la boca, sino lo que sale de ella.
Pedro lo llevó aparte y comenzó a reprenderlo: ―¡De ninguna manera, Señor! ¡Esto no te sucederá jamás!
“No —respondieron estas—, porque así no va a haber suficiente ni para nosotras ni para vosotras. Es mejor que vayáis a los que venden aceite, y compréis para vosotras mismas”.
Un hombre que tenía lepra se le acercó y se arrodilló delante de él. ―Señor, si quieres, puedes limpiarme —le dijo.
y vieron a algunos de sus discípulos que comían con manos impuras, es decir, sin habérselas lavado.
―Señor, ni siquiera tienes con qué sacar agua, y el pozo es muy hondo; ¿de dónde, pues, vas a sacar esa agua que da vida?
Entonces les habló así: ―Vosotros sabéis muy bien que nuestra ley prohíbe que un judío se junte con un extranjero o lo visite. Pero Dios me ha hecho ver que a nadie debo llamar impuro o inmundo.
“¿Quién eres, Señor?”, pregunté. “Yo soy Jesús de Nazaret, a quien tú persigues”, me contestó él.
―¿Quién eres, Señor? —preguntó. ―Yo soy Jesús, a quien tú persigues —le contestó la voz—.