Los hijos de Coat, quien vivió ciento treinta y tres años: Amirán, Izar, Hebrón y Uziel.
Hebreos 7:3 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017 No tiene padre ni madre ni genealogía; no tiene comienzo ni fin, pero, a semejanza del Hijo de Dios, permanece como sacerdote para siempre. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 sin padre, sin madre, sin genealogía; que ni tiene principio de días, ni fin de vida, sino hecho semejante al Hijo de Dios, permanece sacerdote para siempre. Biblia Nueva Traducción Viviente No hay registro de su padre ni de su madre ni de ninguno de sus antepasados; no hay principio ni fin de su vida. A semejanza del Hijo de Dios, sigue siendo sacerdote para siempre. Biblia Católica (Latinoamericana) No se mencionan ni su padre ni su madre; aparece sin antepasados. Tampoco se encuentra el principio ni el fin de su vida. Aquí tienen, pues, la figura del Hijo de Dios, el sacerdote que permanece para siempre. La Biblia Textual 3a Edicion sin padre, sin madre, sin genealogía; que no tiene principio de días ni fin de vida, sino hecho semejante al Hijo de Dios, permanece sacerdote para siempre. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Aparece sin padre, sin madre, sin genealogía; no hay comienzo ni final de su existencia. En esto se parece al Hijo de Dios: permanece sacerdote para siempre. Biblia Reina Valera Gómez (2023) sin padre, sin madre, sin genealogía; que ni tiene principio de días, ni fin de vida, sino hecho semejante al Hijo de Dios, permanece sacerdote para siempre. |
Los hijos de Coat, quien vivió ciento treinta y tres años: Amirán, Izar, Hebrón y Uziel.
y el día primero del mes segundo reunieron a toda la comunidad. Uno por uno fueron empadronados por clanes y por familias patriarcales. De este modo quedaron anotados los nombres de todos los varones mayores de veinte años,
El tentador se le acercó y le propuso: ―Si eres el Hijo de Dios, ordena a estas piedras que se conviertan en pan.
Por lo tanto, ya que en Jesús, el Hijo de Dios, tenemos un gran sumo sacerdote que ha atravesado los cielos, aferrémonos a la fe que profesamos.
Este Melquisedec, rey de Salén y sacerdote del Dios Altísimo, salió al encuentro de Abraham, que regresaba de derrotar a los reyes, y lo bendijo.
Pues de él se da testimonio: «Tú eres sacerdote para siempre, según el orden de Melquisedec».
Abraham, a su vez, le dio la décima parte de todo. El nombre Melquisedec significa, en primer lugar, «rey de justicia» y, además, «rey de Salén», esto es, «rey de paz».
En cambio, Melquisedec, que no era descendiente de Leví, recibió los diezmos de Abraham y bendijo al que tenía las promesas.