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Hageo 2:3 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017

“¿Queda alguien entre vosotros que haya visto esta casa en su antiguo esplendor? ¿Qué os parece ahora? ¿No la veis como muy poca cosa?

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Montre Interlinear Bible

Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

¿Quién ha quedado entre vosotros que haya visto esta casa en su gloria primera, y cómo la veis ahora? ¿No es ella como nada delante de vuestros ojos?

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Biblia Nueva Traducción Viviente

“¿Alguno de ustedes recuerda esta casa —este templo— con su antiguo esplendor? ¿Cómo se compara este con el otro? ¡No se parecen en nada!

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Biblia Católica (Latinoamericana)

¿Vive todavía entre ustedes alguien que haya visto esta Casa con el esplendor que tenía? ¿Qué es lo que ven ahora? ¿No les parece una cosa insignificante?

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La Biblia Textual 3a Edicion

¿Quién queda entre vosotros que haya visto esta Casa en su primer esplendor? Y ¿cómo la veis ahora? ¿No son ella y la nada una misma cosa ante vuestros ojos?

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

¿Quiénes de entre vosotros han visto este templo en su esplendor primero? ¿Y cómo lo veis ahora? ¿No os parece que es como si no existiera?

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

¿Quién ha quedado entre vosotros que haya visto esta casa en su primera gloria? ¿Y cómo la veis ahora? ¿No es ella como nada delante de vuestros ojos?

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Lòt tradiksyon



Hageo 2:3
8 Referans Kwoze  

«Mi hijo Salomón —pensaba David— es muy joven e inexperto, y el templo que hay que construir para el Señor debe ser el más grande y famoso de toda la tierra; por eso se lo dejaré todo listo». Así que, antes de morir, David lo dejó todo listo.


Todos daban gracias al Señor, y a una le cantaban esta alabanza: «Dios es bueno; su gran amor por Israel perdura para siempre». Y todo el pueblo alabó con grandes aclamaciones al Señor, porque se habían echado los cimientos del templo.


Muchos de los sacerdotes, levitas y jefes de familia, que eran ya ancianos y habían conocido el primer templo, prorrumpieron en llanto cuando vieron los cimientos del nuevo templo, mientras muchos otros gritaban de alegría.


Tus ciudades santas han quedado devastadas, y hasta Sión se ha vuelto un desierto; Jerusalén es una desolación.


Se enorgullecían de sus joyas hermosas, y las usaron para fabricar sus imágenes detestables y sus ídolos despreciables. Por esta razón convertiré esas joyas en algo repugnante.


El esplendor de esta segunda casa será mayor que el de la primera —dice el Señor Todopoderoso—. Y en este lugar concederé la paz”, afirma el Señor Todopoderoso».