Y, a pesar de encontrarse tan presionado, el rey Acaz se empecinó en su rebelión contra el Señor.
Éxodo 9:34 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017 Pero, en cuanto vio el faraón que habían cesado la lluvia, el granizo y los truenos, reincidió en su pecado, y tanto él como sus funcionarios endurecieron su corazón. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Y viendo Faraón que la lluvia había cesado, y el granizo y los truenos, se obstinó en pecar, y endurecieron su corazón él y sus siervos. Biblia Nueva Traducción Viviente Al ver el faraón que la lluvia, el granizo y los truenos habían cesado, él y sus funcionarios pecaron de nuevo, y el faraón se puso terco una vez más. Biblia Católica (Latinoamericana) Pero, al ver Faraón que habían cesado la lluvia y el granizo, volvió a pecar, La Biblia Textual 3a Edicion Pero cuando Faraón vio que la lluvia, el granizo y los truenos habían cesado, siguió pecando y se obstinó en su corazón, tanto él como sus siervos. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Cuando el Faraón vio que había cesado la lluvia, y también el granizo y los truenos, volvió a pecar endureciendo su corazón, tanto él como sus servidores. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y viendo Faraón que la lluvia había cesado y el granizo y los truenos, perseveró en pecar, y endureció su corazón, él y sus siervos. |
Y, a pesar de encontrarse tan presionado, el rey Acaz se empecinó en su rebelión contra el Señor.
Pero, a diferencia de su padre Manasés, no se humilló ante el Señor, sino que multiplicó sus pecados.
y además se rebeló contra el rey Nabucodonosor, a quien había jurado lealtad. Sedequías fue terco y, en su obstinación, no quiso volverse al Señor, Dios de Israel.
El Señor le había advertido a Moisés: «Cuando vuelvas a Egipto, no dejes de hacer ante el faraón todos los prodigios que te he dado el poder de realizar. Yo, por mi parte, endureceré su corazón para que no deje ir al pueblo.
El Señor le dijo a Moisés: «El corazón del faraón se ha obstinado, y se niega a dejar salir al pueblo.
Pero, en cuanto el faraón experimentó alivio, endureció su corazón y, tal como el Señor lo había advertido, ya no quiso saber nada de Moisés ni de Aarón.
Tan pronto como Moisés dejó al faraón y salió de la ciudad, elevó sus manos en oración al Señor y, en seguida, cesaron los truenos y dejó de granizar y de llover sobre la tierra.
Tal como el Señor lo había advertido por medio de Moisés, el faraón endureció su corazón y ya no dejó que los israelitas se fueran.
Cuando no se ejecuta rápidamente la sentencia de un delito, el corazón del pueblo se llena de razones para hacer lo malo.
¿Por qué os vais a obstinar, como hicieron los egipcios bajo el faraón? ¿No es cierto que Dios tuvo que hacerles daño para que dejaran ir a los israelitas?