Entonces el rey le dijo al hombre de Dios: ―¡Apacigua al Señor tu Dios! ¡Ora por mí, para que se me cure el brazo! El hombre de Dios suplicó al Señor, y al rey se le curó el brazo, quedándole como antes.
Éxodo 8:4 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017 Treparán sobre ti, sobre tu pueblo y sobre tus funcionarios”». Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Y las ranas subirán sobre ti, sobre tu pueblo, y sobre todos tus siervos. Biblia Nueva Traducción Viviente Las ranas saltarán sobre ti, sobre tu gente y sobre todos tus funcionarios’”». Biblia Católica (Latinoamericana) Entonces llamó Faraón a Moisés y a Aarón y les dijo: 'Pidan a Yavé que aleje de mí y de mi país estas ranas, y yo dejaré que su pueblo salga para ofrecer sacrificios a Yavé. La Biblia Textual 3a Edicion Y las ranas subirán sobre ti, sobre tu pueblo y sobre todos tus siervos. Biblia Serafín de Ausejo 1975 El Faraón llamó a Moisés y a Aarón y les dijo: 'Pedid a Yahveh que aleje las ranas de mi y de mi pueblo y dejaré ir al pueblo para que ofrezca sacrificios a Yahveh'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y las ranas subirán sobre ti, y sobre tu pueblo, y sobre todos tus siervos. |
Entonces el rey le dijo al hombre de Dios: ―¡Apacigua al Señor tu Dios! ¡Ora por mí, para que se me cure el brazo! El hombre de Dios suplicó al Señor, y al rey se le curó el brazo, quedándole como antes.
Yo os pido que perdonéis mi pecado una vez más, y que roguéis por mí al Señor vuestro Dios, para que por lo menos aleje de donde yo estoy esta plaga mortal».
Y así lo hizo el Señor. Densas nubes de tábanos irrumpieron en el palacio del faraón y en las casas de sus funcionarios, y por todo Egipto. Por causa de los tábanos, el país quedó arruinado.
El Nilo hervirá de ranas, y se meterán en tu palacio, y hasta en tu alcoba y en tu cama, y en las casas de tus funcionarios y de tu pueblo, y en tus hornos y artesas.
Luego el Señor le dijo a Moisés: «Dile a Aarón que extienda su vara sobre ríos, arroyos y lagunas, para que todo Egipto se llene de ranas».
No voy a deteneros más tiempo; voy a dejaros ir. Pero rogad por mí al Señor, que truenos y granizo los hemos tenido de sobra.
Los jefes de Zoán no son más que unos necios; los consejeros más sabios le dan a Faraón consejos insensatos. ¿Cómo se les ocurre decirle: «Yo soy uno de los sabios, discípulo de los antiguos reyes»?
El Señor herirá a los egipcios con una plaga y, aun hiriéndolos, los sanará. Ellos se volverán al Señor, y él responderá a sus ruegos y los sanará.
Lo planeó el Señor Todopoderoso para abatir la altivez de toda gloria y humillar a toda la gente importante de la tierra.
Por eso yo, Nabucodonosor, alabo, exalto y glorifico al Rey del cielo, porque siempre procede con rectitud y justicia, y es capaz de humillar a los soberbios.
El pueblo se acercó entonces a Moisés, y le dijo: ―Hemos pecado al hablar contra el Señor y contra ti. Ruégale al Señor que nos quite esas serpientes. Moisés intercedió por el pueblo,