»¿Acaso dirijo mi queja a los mortales? ¿Por qué creéis que pierdo la paciencia?
Éxodo 6:9 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017 Moisés les dio a conocer esto a los israelitas, pero por su desánimo y las penurias de su esclavitud ellos no le hicieron caso. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 De esta manera habló Moisés a los hijos de Israel; pero ellos no escuchaban a Moisés a causa de la congoja de espíritu, y de la dura servidumbre. Biblia Nueva Traducción Viviente Así que Moisés le dijo al pueblo de Israel lo que el Señor había dicho, pero ellos no quisieron escucharlo más porque estaban demasiado desalentados por la brutalidad de su esclavitud. Biblia Católica (Latinoamericana) Así habló Moisés a los hijos de Israel, pero no le hicieron caso, porque estaban desanimados y agobiados por sus duras labores. La Biblia Textual 3a Edicion Así habló Moisés a los hijos de Israel, pero a causa de la impaciencia de espíritu y la dura esclavitud, no escucharon a Moisés. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Así habló Moisés a los israelitas, pero era tanta la angustia de su espíritu y tan dura su servidumbre que no le escucharon. Biblia Reina Valera Gómez (2023) De esta manera habló Moisés a los hijos de Israel: mas ellos no escuchaban a Moisés a causa de la congoja de espíritu, y de la dura servidumbre. |
»¿Acaso dirijo mi queja a los mortales? ¿Por qué creéis que pierdo la paciencia?
Les amargaban la vida obligándolos a hacer mezcla y ladrillos, y todas las labores del campo. En todos los trabajos de esclavos que los israelitas realizaban, los egipcios los trataban con crueldad.
Ya en Egipto te decíamos: “¡Déjanos en paz! ¡Preferimos servir a los egipcios!” ¡Mejor nos hubiera sido servir a los egipcios que morir en el desierto!
Mucho tiempo después murió el rey de Egipto. Los israelitas, sin embargo, seguían lamentando su condición de esclavos y clamaban pidiendo ayuda. Sus gritos desesperados llegaron a oídos de Dios,
les dijeron: «¡Que el Señor os examine y os juzgue! ¡Por vuestra culpa somos unos apestados ante el faraón y sus siervos! ¡Vosotros mismos les habéis puesto la espada en la mano, para que nos maten!»
Los malvados se postrarán ante los buenos; los impíos, ante el tribunal de los justos.
En la enfermedad, el ánimo levanta al enfermo; ¿pero quién podrá levantar al abatido?
Los israelitas salieron del monte Hor por la ruta del Mar Rojo, bordeando el territorio de Edom. En el camino se impacientaron