Jacob llamó a ese lugar Penuel, porque dijo: «He visto a Dios cara a cara, y todavía sigo con vida».
Éxodo 33:20 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017 Pero debo aclararte que no podrás ver mi rostro, porque nadie puede verme y seguir con vida. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Dijo más: No podrás ver mi rostro; porque no me verá hombre, y vivirá. Biblia Nueva Traducción Viviente Sin embargo, no podrás ver directamente mi rostro, porque nadie puede verme y seguir con vida. Biblia Católica (Latinoamericana) Y agregó Yavé: 'Pero mi cara no la podrás ver, porque no puede verme el hombre y seguir viviendo. La Biblia Textual 3a Edicion Dijo también: No podrás ver mi rostro, pues no me verá el hombre y vivirá. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Y añadió: 'Pero tú no puedes ver mi rostro, pues el hombre no puede verme y seguir después con vida'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Dijo más: No podrás ver mi rostro: porque no me verá hombre, y vivirá. |
Jacob llamó a ese lugar Penuel, porque dijo: «He visto a Dios cara a cara, y todavía sigo con vida».
y vieron al Dios de Israel. Bajo sus pies había una especie de pavimento de zafiro, tan claro como el cielo mismo.
Yo soy el Dios de tu padre. Soy el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob. Al oír esto, Moisés se cubrió el rostro, pues tuvo miedo de mirar a Dios.
Luego, retiraré la mano y podrás verme la espalda. Pero mi rostro no lo verás».
Entonces grité: «¡Ay de mí, que estoy perdido! Soy un hombre de labios impuros y vivo en medio de un pueblo de labios blasfemos, ¡y no obstante mis ojos han visto al Rey, al Señor Todopoderoso!»
A Dios nadie lo ha visto nunca; el Hijo unigénito, quien es Dios y que vive en unión íntima con el Padre, nos lo ha dado a conocer.
y me dijeron: “El Señor nuestro Dios nos ha mostrado su gloria y su majestad, y hemos oído su voz que salía del fuego. Hoy hemos visto que un simple mortal puede seguir con vida aunque Dios hable con él.
al único inmortal, que vive en luz inaccesible, a quien nadie ha visto ni puede ver, a él sea el honor y el poder eternamente. Amén.
¿A cuál de los ángeles dijo Dios jamás: «Siéntate a mi derecha, hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies»?
―¡Estamos condenados a morir! —le dijo a su esposa—. ¡Hemos visto a Dios!
Cuando Gedeón se dio cuenta de que se trataba del ángel del Señor, exclamó: ―¡Ay de mí, Señor y Dios! ¡He visto al ángel del Señor cara a cara!