Éxodo 14:5 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017 Y cuando el rey de Egipto se enteró de que el pueblo se había escapado, tanto él como sus funcionarios cambiaron de parecer en cuanto a los israelitas y dijeron: «¡Pero qué hemos hecho! ¿Cómo pudimos dejar que se fueran los israelitas y abandonaran su trabajo?» Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Y fue dado aviso al rey de Egipto, que el pueblo huía; y el corazón de Faraón y de sus siervos se volvió contra el pueblo, y dijeron: ¿Cómo hemos hecho esto de haber dejado ir a Israel, para que no nos sirva? Biblia Nueva Traducción Viviente Cuando al rey de Egipto le llegó la noticia de que los israelitas habían huido, el faraón y sus funcionarios cambiaron de parecer. «¿Qué hemos hecho al permitir que todos estos esclavos israelitas se fueran?», se preguntaban. Biblia Católica (Latinoamericana) Anunciaron al rey de Egipto que el pueblo de Israel se había marchado. De repente, Faraón y su gente cambiaron de parecer respecto al pueblo. Dijeron: '¿Qué hemos hecho? Dejamos que se fueran los israelitas, y ya no estarán para servirnos. La Biblia Textual 3a Edicion Y fue anunciado al rey de Egipto que el pueblo había huido. Y fue trastocado el corazón de Faraón y el de sus siervos contra el pueblo, y dijeron: ¿Qué es esto que hemos hecho? ¿Por qué hemos dejado ir a Israel de nuestra servidumbre? Biblia Serafín de Ausejo 1975 Cuando anunciaron al rey de Egipto que el pueblo había huido, su corazón y el de sus siervos se volvió contra el pueblo, diciendo: '¿Qué es lo que hemos hecho dejando salir a Israel, de modo que ya no nos sirva más?'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y fue dado aviso al rey de Egipto que el pueblo huía: y el corazón de Faraón y de sus siervos se volvió contra el pueblo, y dijeron: ¿Cómo hemos hecho esto de haber dejado ir a Israel, para que no nos sirva? |
a quienes trastornó para que odiaran a su pueblo y se confabularan contra sus siervos.
El pueblo egipcio, por su parte, instaba a los israelitas a que abandonaran pronto el país. «De lo contrario —decían—, ¡podemos darnos por muertos!»
Yo, por mi parte, endureceré el corazón del faraón para que él os persiga. Voy a cubrirme de gloria, a costa del faraón y de todo su ejército. ¡Y los egipcios sabrán que yo soy el Señor!» Así lo hicieron los israelitas.
Al momento ordenó el faraón que le prepararan su carro y, echando mano de su ejército,
«Iré tras ellos y les daré alcance —alardeaba el enemigo—. Repartiré sus despojos hasta quedar hastiado. ¡Desenvainaré la espada y los destruiré con mi propia mano!»