Al oír las naciones de la tierra cómo el Señor había peleado contra los enemigos de Israel, el temor de Dios se apoderó de ellas.
Éxodo 14:25 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017 hizo que las ruedas de sus carros se atascaran, de modo que se les hacía muy difícil avanzar. Entonces exclamaron los egipcios: «¡Alejémonos de los israelitas, pues el Señor está peleando por ellos y contra nosotros!» Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 y quitó las ruedas de sus carros, y los trastornó gravemente. Entonces los egipcios dijeron: Huyamos de delante de Israel, porque Jehová pelea por ellos contra los egipcios. Biblia Nueva Traducción Viviente Torció las ruedas de los carros para que les resultara difícil manejarlos. «¡Salgamos de aquí, alejémonos de los israelitas! —gritaban los egipcios—. ¡El Señor está luchando por ellos en contra de Egipto!». Biblia Católica (Latinoamericana) Atascó las ruedas de sus carros, que no podían avanzar sino con gran dificultad. Entonces los egipcios dijeron: 'Huyamos de Israel, porque Yavé pelea con ellos contra nosotros. La Biblia Textual 3a Edicion torciendo las ruedas de sus carros, de modo que los conducían con dificultad, por lo que los egipcios dijeron: ¡Huyamos de delante de Israel, porque YHVH pelea por ellos contra los egipcios! Biblia Serafín de Ausejo 1975 Atascó las ruedas de sus carros, de modo que avanzaran muy lentamente. Dijéronse entonces los egipcios: 'Huyamos ante Israel porque Yahveh pelea por ellos contra Egipto'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y les quitó las ruedas de sus carros, y los trastornó gravemente. Entonces los egipcios dijeron: Huyamos de delante de Israel, porque Jehová pelea por ellos contra los egipcios. |
Al oír las naciones de la tierra cómo el Señor había peleado contra los enemigos de Israel, el temor de Dios se apoderó de ellas.
Después de examinar la situación, me levanté y dije a los nobles y gobernantes, y al resto del pueblo: «¡No les tengáis miedo! Acordaos del Señor, que es grande y temible, y pelead por vuestros hermanos, por vuestros hijos e hijas, y por vuestras esposas y vuestros hogares».
Cuando todos nuestros enemigos se enteraron de esto, las naciones vecinas se sintieron humilladas, pues reconocieron que ese trabajo se había hecho con la ayuda de nuestro Dios.
A la vista de ellos abriste el mar, y lo cruzaron sobre terreno seco. Pero arrojaste a sus perseguidores en lo más profundo del mar, como piedra en aguas caudalosas.
Pero los ojos de los malvados se apagarán; no tendrán escapatoria. ¡Su esperanza es exhalar el último suspiro!»
Se lanza contra ellos sin clemencia, mientras ellos tratan de huir de su poder.
Ha puesto fin a las guerras en todos los confines de la tierra; ha quebrado los arcos, ha destrozado las lanzas, ha arrojado los carros al fuego.
«Van huyendo los reyes y sus tropas; en las casas, las mujeres se reparten el botín:
Cuando tú, Dios de Jacob, los reprendiste, quedaron pasmados jinetes y corceles.
Y cuando me haya cubierto de gloria a costa de ellos, los egipcios sabrán que yo soy el Señor».
Yo, por mi parte, endureceré el corazón del faraón para que él os persiga. Voy a cubrirme de gloria, a costa del faraón y de todo su ejército. ¡Y los egipcios sabrán que yo soy el Señor!» Así lo hicieron los israelitas.
Porque así me dice el Señor: «Como león que gruñe sobre la presa cuando contra él se reúne toda una cuadrilla de pastores; como cachorro de león que no se asusta por sus gritos ni se inquieta por su tumulto, así también el Señor Todopoderoso descenderá para combatir sobre el monte Sión, sobre su cumbre.
Contigo destrozo jinetes y caballos; contigo destrozo aurigas y carros de guerra.
yo prenderé fuego a los muros de Rabá, que consumirá sus fortalezas entre gritos de guerra en el día de la batalla, y en el rugir de la tormenta en un día de tempestad.
Será como cuando alguien huye de un león y se le viene encima un oso, o como cuando al llegar a su casa, apoya la mano en la pared y le muerde una serpiente.
Vi al Señor de pie junto al altar, y él dijo: «Golpea los capiteles de las columnas para que se estremezcan los umbrales, y que caigan en pedazos sobre sus cabezas. A los que queden los mataré a espada. Ni uno solo escapará, ninguno saldrá con vida.
El Señor vuestro Dios marcha al frente y peleará por vosotros, como visteis que hizo en Egipto
Nunca antes ni después ha habido un día como aquel; fue el día en que el Señor obedeció la orden de un ser humano. ¡No cabe duda de que el Señor estaba peleando por Israel!
Ante el avance de Barac, el Señor desbarató a Sísara a filo de espada, con todos sus carros y su ejército, hasta tal punto que Sísara saltó de su carro y huyó a pie.