El Señor le dijo a Moisés: «Ve a hablar con el faraón. En realidad, soy yo quien ha endurecido su corazón y el de sus funcionarios, para realizar entre ellos mis señales milagrosas.
Éxodo 10:20 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017 Pero el Señor endureció el corazón del faraón, y este no dejó que los israelitas se fueran. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Pero Jehová endureció el corazón de Faraón, y este no dejó ir a los hijos de Israel. Biblia Nueva Traducción Viviente Pero el Señor nuevamente endureció el corazón del faraón, por lo cual no dejó salir al pueblo. Biblia Católica (Latinoamericana) Pero Yavé hizo que Faraón continuara en su porfía y no dejara salir a Israel. La Biblia Textual 3a Edicion Pero YHVH endureció el corazón de Faraón, y no dejó partir a los hijos de Israel. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Pero endureció Yahveh el corazón del Faraón, que no dejó partir a los israelitas. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Pero Jehová endureció el corazón de Faraón, y este no dejó ir a los hijos de Israel. |
El Señor le dijo a Moisés: «Ve a hablar con el faraón. En realidad, soy yo quien ha endurecido su corazón y el de sus funcionarios, para realizar entre ellos mis señales milagrosas.
El Señor hizo entonces que el viento cambiara, y que un fuerte viento del oeste se llevara las langostas y las echara al Mar Rojo. En todo Egipto no quedó una sola langosta.
Pero el Señor endureció el corazón del faraón, y este no quiso dejarlos ir,
Moisés y Aarón realizaron ante el faraón todas estas maravillas; pero el Señor endureció el corazón del faraón, y este no dejó salir de su país a los israelitas.
Yo sé bien que el rey de Egipto no va a dejaros ir, a no ser por la fuerza.
El Señor le había advertido a Moisés: «Cuando vuelvas a Egipto, no dejes de hacer ante el faraón todos los prodigios que te he dado el poder de realizar. Yo, por mi parte, endureceré su corazón para que no deje ir al pueblo.
Pero el Señor endureció el corazón del faraón y, tal como el Señor se lo había advertido a Moisés, no quiso el faraón saber nada de Moisés ni de Aarón.
Así que Dios tiene misericordia de quien él quiere tenerla, y endurece a quien él quiere endurecer.
»Pero Sijón, rey de Hesbón, se negó a dejarnos pasar por allí, porque el Señor nuestro Dios había ofuscado su espíritu y endurecido su corazón, para hacerlo súbdito nuestro, como lo es hasta hoy.