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Ester 4:5 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017

Entonces Ester mandó llamar a Hatac, uno de los eunucos del rey puesto al servicio de ella, y le ordenó que averiguara qué preocupaba a Mardoqueo y por qué actuaba de esa manera.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

Entonces Ester llamó a Hatac, uno de los eunucos del rey, que él había puesto al servicio de ella, y lo mandó a Mardoqueo, con orden de saber qué sucedía, y por qué estaba así.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Luego Ester llamó a Hatac, uno de los eunucos del rey que había sido designado como su asistente. Le ordenó que fuera a ver a Mardoqueo y averiguara qué era lo que le preocupaba y por qué estaba de luto.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Llamó entonces a Hatac, uno de los eunucos que había puesto el rey a su servicio, y lo mandó donde Mardoqueo para que la informara de lo que pasaba y por qué actuaba así.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Entonces Ester llamó a Hatac, uno de los eunucos que el rey había puesto al servicio de ella, y lo envió a Mardoqueo para averiguar qué era aquel asunto y a qué se debía.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Llamó Ester a Hatac, uno de los eunucos que el rey había puesto a su servicio, y le dio la orden de ir adonde estaba Mardoqueo, para averiguar qué era aquello y a qué era debido.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Entonces Esther llamó a Atac, uno de los eunucos del rey, a quien él había asignado para atenderla, y lo mandó a Mardoqueo, para saber qué era aquello y por qué.

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Lòt tradiksyon



Ester 4:5
10 Referans Kwoze  

Al séptimo día, como a causa del vino el rey Asuero estaba muy alegre, les ordenó a los siete eunucos que le servían —Meumán, Biztá, Jarboná, Bigtá, Abagtá, Zetar y Carcás—


Pero, cuando los eunucos le comunicaron la orden del rey, la reina se negó a ir. Esto contrarió mucho al rey, y se enfureció.


Entonces ella ordenó a Hatac que le dijera a Mardoqueo:


Cuando las criadas y los eunucos de la reina Ester llegaron y le contaron lo que pasaba, ella se angustió mucho y le envió ropa a Mardoqueo para que se la pusiera en lugar de la ropa de luto; pero él no la aceptó.


Así que Hatac salió a ver a Mardoqueo, que estaba en la plaza de la ciudad, frente a la puerta del rey.


Hatac regresó y le informó a Ester lo que Mardoqueo había dicho.


Alegraos con los que están alegres; llorad con los que lloran.


Si uno de los miembros sufre, los demás comparten su sufrimiento; y, si uno de ellos recibe honor, los demás se alegran con él.


Cada uno debe velar no solo por sus propios intereses, sino también por los intereses de los demás.


Porque no tenemos un sumo sacerdote incapaz de compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que ha sido tentado en todo de la misma manera que nosotros, aunque sin pecado.