Entonces los jefes de familia, los jefes de las tribus de Israel, los jefes de mil y de cien soldados, y los encargados de las obras del rey hicieron sus ofrendas voluntarias.
Esdras 7:15 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017 Lleva el oro y la plata que el rey y sus consejeros han ofrecido voluntariamente al Dios de Israel, que habita en Jerusalén. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 y a llevar la plata y el oro que el rey y sus consejeros voluntariamente ofrecen al Dios de Israel, cuya morada está en Jerusalén, Biblia Nueva Traducción Viviente También te encargamos que lleves contigo plata y oro, los cuales presentamos como una ofrenda voluntaria al Dios de Israel, quien vive en Jerusalén. Biblia Católica (Latinoamericana) Tú llevarás el oro y la plata que el rey y sus consejeros ofrecen con mucho agrado al Dios de Israel que mora en Jerusalén. La Biblia Textual 3a Edicion y llevar la plata y el oro que el rey y sus consejeros han ofrecido voluntariamente al Dios de Israel, cuyo Tabernáculo está en Jerusalem, Biblia Serafín de Ausejo 1975 y para llevar la plata y el oro que el rey y sus consejeros han ofrecido voluntariamente al Dios de Israel, cuya morada está en Jerusalén, Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y a llevar la plata y el oro que el rey y sus consultores voluntariamente ofrecen al Dios de Israel, cuya morada está en Jerusalén, |
Entonces los jefes de familia, los jefes de las tribus de Israel, los jefes de mil y de cien soldados, y los encargados de las obras del rey hicieron sus ofrendas voluntarias.
Pero ¿cómo edificarle un templo, si ni los cielos más altos pueden contenerlo? ¿Y quién soy yo para construirle un templo, aunque solo sea para quemar incienso para él?
Entonces muchos fueron a Jerusalén con ofrendas para el Señor y regalos para Ezequías, rey de Judá. De este modo aumentó el prestigio de Ezequías entre todas las naciones.
y yo te he construido un excelso templo, un lugar donde habites para siempre».
Más bien, elegí a Jerusalén para habitar en ella, y a David para que gobernara a mi pueblo Israel”.
Todos sus vecinos los ayudaron con plata y oro, bienes y ganado, objetos valiosos y todo tipo de ofrendas voluntarias.
¡Que el Dios que decidió habitar en Jerusalén derribe a cualquier rey o nación que intente modificar este decreto o destruir ese templo de Dios! Yo, Darío, promulgo este decreto. Publíquese y cúmplase al pie de la letra.
tres hileras de piedras grandes, y una de madera. Todos los gastos serán sufragados por el tesoro real.
El rey y sus siete consejeros te mandan para investigar la situación de Jerusalén y de Judá, conforme a la ley de tu Dios que se te ha confiado.
En presencia de ellos pesé el oro, los utensilios sagrados y las ofrendas que el rey, sus consejeros, sus funcionarios más importantes y todos los israelitas allí presentes habían entregado para el templo de Dios.
Desde Sión sea bendito el Señor, el que habita en Jerusalén. ¡Aleluya! ¡Alabado sea el Señor!
Que le paguen tributo los reyes de Tarsis y de las costas remotas; que los reyes de Sabá y de Seba le traigan presentes.
Haced votos al Señor vuestro Dios, y cumplidlos; que todos los países vecinos paguen tributo al Dios temible,
Cantad salmos al Señor, el rey de Sión; proclamad sus proezas entre las naciones.