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Eclesiastés 4:16 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017

Y aunque es incontable la gente que sigue a los reyes, muchos de los que vienen después tampoco quedan contentos con el sucesor. Y también esto es absurdo; ¡es correr tras el viento!

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

No tenía fin la muchedumbre del pueblo que le seguía; sin embargo, los que vengan después tampoco estarán contentos de él. Y esto es también vanidad y aflicción de espíritu.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Lo rodean innumerables multitudes, pero luego surge otra generación y lo rechaza a él también. Así que nada tiene sentido, es como perseguir el viento.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Interminable era la multitud de los que venían a rendirle homenaje. Un día, sin embargo, no estarán más contentos con él. Esas son pues cosas que no duran: se corre tras el viento.

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La Biblia Textual 3a Edicion

No tenía fin la muchedumbre que lo seguía; sin embargo, los que vengan después tampoco estarán contentos con él. Ciertamente esto también es vanidad y correr tras el viento.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

No tenía fin la muchedumbre a cuya cabeza él figuraba. Pero no se alegrarán lo mismo los que vengan después. También eso es vanidad y atrapar viento.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

No tenía fin la muchedumbre de pueblo que fue antes de ellos; aun los que vendrán después tampoco estarán contentos con él. Ciertamente esto también es vanidad y aflicción de espíritu.

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Lòt tradiksyon



Eclesiastés 4:16
12 Referans Kwoze  

y por todas las tribus de Israel se hablaba de la situación. Decían: «El rey nos rescató del poder de nuestros enemigos; él nos libró del dominio de los filisteos. Por causa de Absalón tuvo que huir del país.


Luego, todos subieron detrás de él, tocando flautas y lanzando gritos de alegría. Era tal el estruendo que la tierra temblaba.


Y he observado todo cuanto se hace en esta vida, y todo ello es absurdo, ¡es correr tras el viento!


Consideré luego todas mis obras y el trabajo que me había costado realizarlas, y vi que todo era absurdo, un correr tras el viento, y que ningún provecho se saca en esta vida.


Aborrecí entonces la vida, pues todo cuanto se hace en ella me resultaba repugnante. Realmente, todo es absurdo; ¡es correr tras el viento!


En realidad, Dios da sabiduría, conocimientos y alegría a quien es de su agrado; en cambio, al pecador le impone la tarea de acumular más y más, para luego dárselo todo a quien es de su agrado. Y también esto es absurdo; ¡es correr tras el viento!


en esta vida he visto que la gente apoya al joven que sucede al rey.