Luego dijeron: «Construyamos una ciudad con una torre que llegue hasta el cielo. De ese modo nos haremos famosos y evitaremos ser dispersados por toda la tierra».
Eclesiastés 2:4 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017 Realicé grandes obras: me construí casas, me planté viñedos, Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Engrandecí mis obras, edifiqué para mí casas, planté para mí viñas; Biblia Nueva Traducción Viviente También traté de encontrar sentido a la vida edificándome enormes mansiones y plantando hermosos viñedos. Biblia Católica (Latinoamericana) Emprendí grandes obras. Me edifiqué casas, me planté viñas, La Biblia Textual 3a Edicion Engrandecí mis obras, me edifiqué palacios y planté viñedos para mí; Biblia Serafín de Ausejo 1975 Emprendí grandes obras: me edifiqué palacios, planté viñedos, Biblia Reina Valera Gómez (2023) Engrandecí mis obras, me edifiqué casas, me planté viñas; |
Luego dijeron: «Construyamos una ciudad con una torre que llegue hasta el cielo. De ese modo nos haremos famosos y evitaremos ser dispersados por toda la tierra».
En vida, Absalón se había erigido una estela en el valle del Rey, pues pensaba: «No tengo ningún hijo que conserve mi memoria». Así que a esa estela le puso su propio nombre, y por eso hasta la fecha se conoce como la Estela de Absalón.
«Hagamos tú y yo un tratado como el que antes hicieron tu padre y el mío. Aquí te envío un presente de oro y plata. Anula tu tratado con Basá, rey de Israel, para que se marche de aquí».
Cuando Salomón terminó de construir el templo del Señor y el palacio real, cumpliendo así todos sus propósitos y deseos,
Simí de Ramat estaba a cargo de los viñedos. Zabdí de Sefán era el encargado de almacenar el vino en las bodegas.
Así mismo, construyó torres en el desierto y cavó un gran número de pozos, pues tenía mucho ganado en la llanura y en la meseta. Tenía también labradores y viñadores que trabajaban en las montañas y en los valles, pues era un amante de la agricultura.
A la hija del faraón, Salomón la trasladó de la Ciudad de David al palacio que le había construido, pues dijo: «Mi esposa no debe vivir en el palacio de David, rey de Israel, porque los lugares donde ha estado el arca del Señor son sagrados».
Aunque tuvieron tierras a su nombre, sus tumbas serán su hogar eterno, su morada por todas las generaciones.
Vayamos temprano a los viñedos, para ver si han retoñado las vides, si sus yemas se han abierto, y si ya florecen los granados. ¡Allí te brindaré mis caricias!
Cantaré en nombre de mi amigo querido una canción dedicada a su viña. Mi amigo querido tenía una viña en una ladera fértil.
exclamó: «¡Mirad la gran Babilonia que he construido como capital del reino! ¡La he construido con mi gran poder, para mi propia honra!»