Mi alma quedará satisfecha como de un suculento banquete, y con labios jubilosos te alabará mi boca.
Eclesiastés 1:8 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017 Todas las cosas hastían más de lo que es posible expresar. Ni se sacian los ojos de ver, ni se hartan los oídos de oír. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Todas las cosas son fatigosas más de lo que el hombre puede expresar; nunca se sacia el ojo de ver, ni el oído de oír. Biblia Nueva Traducción Viviente Todo es tan tedioso, imposible de describir. No importa cuánto veamos, nunca quedamos satisfechos. No importa cuánto oigamos, nada nos tiene contentos. Biblia Católica (Latinoamericana) Hay mucho que decir, uno se cansaría de tanto hablar;
El ojo no terminará de ver,
el oído nunca terminará de oír, La Biblia Textual 3a Edicion Todas las cosas son fatigosas, Más de lo que el hombre puede expresar. El ojo nunca se sacia de ver, Ni el oído se harta de oír. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Todas las cosas dan fastidio. Nadie podrá decir que no se cansa el ojo de ver ni el oído se harta de escuchar. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Todas las cosas son fatigosas, más de lo que el hombre puede expresar. No se sacia el ojo de ver, ni el oído se sacia de oír. |
Mi alma quedará satisfecha como de un suculento banquete, y con labios jubilosos te alabará mi boca.
El sepulcro, la muerte y los ojos del hombre jamás se dan por satisfechos.
Todos los ríos van a dar al mar, pero el mar jamás se sacia. A su punto de origen vuelven los ríos, para de allí volver a fluir.
Consideré luego todas mis obras y el trabajo que me había costado realizarlas, y vi que todo era absurdo, un correr tras el viento, y que ningún provecho se saca en esta vida.
En realidad, Dios da sabiduría, conocimientos y alegría a quien es de su agrado; en cambio, al pecador le impone la tarea de acumular más y más, para luego dárselo todo a quien es de su agrado. Y también esto es absurdo; ¡es correr tras el viento!
vi a un hombre solitario, sin hijos ni hermanos, y que nunca dejaba de afanarse; ¡jamás le parecían demasiadas sus riquezas! «¿Para quién trabajo tanto, y me abstengo de las cosas buenas?», se preguntó. ¡También esto es absurdo, y una penosa tarea!
»Esperáis mucho, pero cosecháis poco; lo que almacenáis en vuestra casa, yo lo disipo de un soplo. ¿Por qué? ¡Porque mi casa está en ruinas, mientras vosotros solo os ocupáis de la vuestra! —afirma el Señor Todopoderoso—.
»Venid a mí todos vosotros que estáis cansados y agobiados, y yo os daré descanso.