»Si viene y te pone en un calabozo, y luego te pide cuentas, ¿quién lo hará desistir?
Deuteronomio 9:2 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017 Esa gente es poderosa y de gran estatura; ¡son los anaquitas! Tú ya los conoces y sabes que de ellos se dice: “¿Quién puede oponerse a los descendientes de Anac?” Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 un pueblo grande y alto, hijos de los anaceos, de los cuales tienes tú conocimiento, y has oído decir: ¿Quién se sostendrá delante de los hijos de Anac? Biblia Nueva Traducción Viviente Los habitantes son altos y fuertes, son descendientes de los famosos gigantes anaceos. Has escuchado que se dice: “¿Quién puede hacer frente a los anaceos?”. Biblia Católica (Latinoamericana) Es un pueblo grande, de alta estatura, los enaceos, que tú mismo has visto y de quienes se dice que nadie puede vencerlos. La Biblia Textual 3a Edicion a un pueblo grande y alto, hijos de los anaceos, de los que tú conociste y oíste decir: ¿Quién se enfrentará a los hijos de Anac? Biblia Serafín de Ausejo 1975 de un pueblo grande y de elevada estatura, los descendientes de los anaquitas, que ya conoces, y de quienes has oído decir: '¿Quién podrá oponerse a los hijos de Anac?'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) un pueblo grande y alto, hijos de los anaceos, de los cuales tienes tú conocimiento, y has oído decir: ¿Quién se sostendrá delante de los hijos de Anac? |
»Si viene y te pone en un calabozo, y luego te pide cuentas, ¿quién lo hará desistir?
Los magos no pudieron enfrentarse a Moisés, pues ellos y todos los egipcios tenían úlceras.
El ejército invasor hará lo que desee, pues nadie podrá hacerle frente, y se establecerá en nuestra hermosa tierra, la cual quedará bajo su dominio.
»Me quedé observando cómo el carnero atacaba hacia el oeste, hacia el norte y hacia el sur. Ningún animal podía hacerle frente, ni había tampoco quien pudiera librarse de su poder. El carnero hacía lo que quería, y cada vez cobraba más fuerza.
»Todo esto, a pesar de que por ellos yo destruí a los amorreos; destruí su fruto arriba y sus raíces abajo, aunque eran altos como el cedro y fuertes como la encina.
¿Quién podrá enfrentarse a su indignación? ¿Quién resistirá el ardor de su ira? Su furor se derrama como fuego; ante él se resquebrajan las rocas.
Subieron por el Néguev y llegaron a Hebrón, donde vivían Ajimán, Sesay y Talmay, descendientes de Anac. (Hebrón había sido fundada siete años antes que la ciudad egipcia de Zoán).
Pero el pueblo que allí habita es poderoso, y sus ciudades son enormes y están fortificadas. Hasta vimos anaquitas allí.
¡Hasta vimos anaquitas! Comparados con ellos, parecíamos langostas, y así nos veían ellos a nosotros.
¿A dónde iremos? Nuestros hermanos nos han llenado de miedo, pues nos informan de que la gente de allí es más fuerte y más alta que nosotros, y de que las ciudades son grandes y tienen muros que llegan hasta el cielo. ¡Para colmo, nos dicen que allí vieron anaquitas!”
Eran fuertes y numerosos, y tan altos como los anaquitas, pero el Señor los destruyó por medio de los amonitas, quienes después de desalojarlos se establecieron en su lugar.
Pondrá a sus reyes bajo tu poder, y de sus nombres tú borrarás hasta el recuerdo. Ninguna de esas naciones podrá resistir tu presencia, porque tú las destruirás.
En aquel tiempo, Josué destruyó a los anaquitas del monte Hebrón, de Debir, de Anab y de la región montañosa de Judá e Israel. Habitantes y ciudades fueron arrasados por Josué.
Ningún anaquita quedó con vida en la tierra que ocupó el pueblo de Israel. Su presencia se redujo solo a Gaza, Gat y Asdod.
Caleb expulsó de Hebrón a tres descendientes de Anac: Sesay, Ajimán y Talmay.