―Los dos tuvimos un sueño —respondieron—, y no hay nadie que nos lo interprete. ―¿Acaso no es Dios quien da la interpretación? —preguntó José—. ¿Por qué no me contáis lo que soñasteis?
Daniel 2:27 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017 A esto Daniel respondió: ―No hay ningún sabio ni hechicero, ni mago o adivino, que pueda explicarte, oh rey, el misterio que te preocupa. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Daniel respondió delante del rey, diciendo: El misterio que el rey demanda, ni sabios, ni astrólogos, ni magos ni adivinos lo pueden revelar al rey. Biblia Nueva Traducción Viviente Daniel contestó: —No hay sabios, brujos, magos ni adivinos que puedan dar a conocer el secreto del rey; Biblia Católica (Latinoamericana) Daniel tomó la palabra en presencia del rey y dijo: 'El misterio que el rey quiere saber, no hay sabios, adivinos, magos ni astrólogos que se lo puedan revelar, La Biblia Textual 3a Edicion Daniel respondió delante del rey, y dijo: El misterio que el rey demanda, ni sabios, ni astrólogos, ni magos ni adivinos lo pueden revelar al rey. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Daniel respondió: 'El misterio que el rey desea saber no hay sabios, ni adivinos, ni magos, ni astrólogos que puedan revelárselo al rey, Biblia Reina Valera Gómez (2023) Daniel respondió delante del rey, y dijo: El misterio que el rey demanda, ni sabios, ni astrólogos, ni magos, ni adivinos lo pueden enseñar al rey. |
―Los dos tuvimos un sueño —respondieron—, y no hay nadie que nos lo interprete. ―¿Acaso no es Dios quien da la interpretación? —preguntó José—. ¿Por qué no me contáis lo que soñasteis?
Sin embargo, a la mañana siguiente se levantó muy preocupado, mandó llamar a todos los magos y sabios de Egipto, y les contó los dos sueños. Pero nadie se los pudo interpretar.
Los egipcios quedarán desanimados y consultarán a los ídolos: a los espíritus de los muertos, a las pitonisas y a los agoreros, ¡pero yo frustraré sus planes!
»”Yo frustro las señales de los falsos profetas y ridiculizo a los adivinos; yo hago retroceder a los sabios y convierto su sabiduría en necedad.
¿Quién no te temerá, Rey de las naciones? ¡Es lo que te corresponde! Entre todos los sabios de las naciones, y entre todos los reinos, no hay nadie como tú.
El rey los interrogó, y en todos los temas que requerían sabiduría y discernimiento los halló diez veces más inteligentes que todos los magos y hechiceros de su reino.
Mandó entonces que se reunieran los magos, hechiceros, adivinos y astrólogos de su reino para que le dijeran lo que había soñado. Una vez reunidos, y ya en presencia del rey,
Cuando llegaron los magos, hechiceros, astrólogos y adivinos, les conté mi sueño, pero no me lo pudieron interpretar.