Jacob se acercó y lo besó. Cuando Isaac olió su ropa, lo bendijo con estas palabras: «El olor de mi hijo es como el de un campo bendecido por el Señor.
Cantares 4:11 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017 Tus labios, novia mía, destilan miel; leche y miel escondes bajo la lengua. Cual fragancia del Líbano es la fragancia de tus vestidos. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Como panal de miel destilan tus labios, oh esposa; Miel y leche hay debajo de tu lengua; Y el olor de tus vestidos como el olor del Líbano. Biblia Nueva Traducción Viviente Tus labios son dulces como el néctar, esposa mía. Debajo de tu lengua hay leche y miel. Tus vestidos están perfumados como los cedros del Líbano. Biblia Católica (Latinoamericana) Los labios de mi novia
destilan pura miel;
debajo de tu lengua
se encuentra leche y miel,
y la fragancia de tus vestidos
es la de los bosques del Líbano. La Biblia Textual 3a Edicion Oh esposa mía, tus labios destilan miel, La miel y la leche están debajo de tu lengua, Y el aroma de tus vestidos es como la fragancia del Líbano. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Miel destilan tus labios, oh novia mía, miel y leche debajo de tu lengua, y el olor de tus vestidos como aroma del Líbano. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Como panal de miel destilan tus labios, oh esposa mía; miel y leche hay debajo de tu lengua; y el olor de tus vestidos como el olor del Líbano. |
Jacob se acercó y lo besó. Cuando Isaac olió su ropa, lo bendijo con estas palabras: «El olor de mi hijo es como el de un campo bendecido por el Señor.
Son más deseables que el oro, más que mucho oro refinado; son más dulces que la miel, la miel que destila del panal.
Aroma de mirra, áloe y canela exhalan todas tus vestiduras; desde los palacios adornados con marfil te alegra la música de cuerdas.
Panal de miel son las palabras amables: endulzan la vida y dan salud al cuerpo.
De los labios de la adúltera fluye miel; su lengua es más suave que el aceite.
¡Cuán delicioso es tu amor, hermana y novia mía! ¡Más agradable que el vino es tu amor, y más que toda especia la fragancia de tu perfume!
Tus labios son cual cinta escarlata; tus palabras me tienen hechizado. Tus mejillas, tras el velo, parecen dos mitades de granadas.
He entrado ya en mi jardín, hermana y novia mía, y en él recojo mirra y bálsamo; allí me sacio del panal y de su miel; allí bebo mi vino y mi leche. ¡Comed y bebed, amigos, y embriagaos de amor!
Sus mejillas son como lechos de bálsamo, como cultivos de aromáticas hierbas. Sus labios son azucenas por las que fluye mirra.
y como el buen vino tu boca! ¡Corra el vino hacia mi amado, y le resbale por labios y dientes!
Piensa bien lo que le dirás, y vuélvete al Señor con este ruego: «Perdónanos nuestra perversidad, y recíbenos con benevolencia, pues queremos ofrecerte el fruto de nuestros labios.
Así que ofrezcamos continuamente a Dios, por medio de Jesucristo, un sacrificio de alabanza, es decir, el fruto de los labios que confiesan su nombre.