Por la nariz echaba humo, por la boca, fuego consumidor; ¡lanzaba carbones encendidos!
2 Samuel 22:16 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017 A causa de la reprensión del Señor, y por el resoplido de su enojo, las cuencas del mar quedaron a la vista; ¡al descubierto quedaron los cimientos de la tierra! Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Entonces aparecieron los torrentes de las aguas, Y quedaron al descubierto los cimientos del mundo; A la reprensión de Jehová, Por el soplo del aliento de su nariz. Biblia Nueva Traducción Viviente Luego, a la orden del Señor, a la ráfaga de su aliento, pudo verse el fondo del mar, y los cimientos de la tierra quedaron al descubierto. Biblia Católica (Latinoamericana) Apareció el fondo del mar,
desnudas quedaron las bases de la tierra,
ante la amenaza de Yavé,
al estremecerlos el soplo de sus narices. La Biblia Textual 3a Edicion Entonces aparecieron los torrentes de las aguas, Y los cimientos del universo quedaron descubiertos, A la reprensión de YHVH, Por el soplo del aliento de su nariz. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Los cauces de las aguas se descubren y las bases del mundo se desnudan ante tus amenazas, oh Yahveh, al resuello tremendo de tu enojo. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Entonces aparecieron los cauces del mar, y los fundamentos del mundo fueron descubiertos, a la reprensión de Jehová, al resoplido del aliento de su nariz. |
Por la nariz echaba humo, por la boca, fuego consumidor; ¡lanzaba carbones encendidos!
¿O cuando le dije: “Solo hasta aquí puedes llegar; de aquí no pasarán tus orgullosas olas”?
Reprendió al Mar Rojo, y este quedó seco; los condujo por las profundidades del mar como si cruzaran el desierto.
¿Por qué, oh Dios, nos has rechazado para siempre? ¿Por qué se ha encendido tu ira contra las ovejas de tu prado?
Escuchad, montañas, la querella del Señor; prestad atención, firmes cimientos de la tierra; el Señor entra en juicio contra su pueblo, entabla un pleito contra Israel:
Increpa al mar y lo seca; hace que todos los ríos se evaporen. Los montes Basán y Carmelo pierden su lozanía; el verdor del Líbano se marchita.