―Pero ¿cuántos años de vida me quedan? —respondió Barzilay—. ¿Para qué subir con el rey a Jerusalén?
Mas Barzilai dijo al rey: ¿Cuántos años más habré de vivir, para que yo suba con el rey a Jerusalén?
—No —le respondió—, soy demasiado viejo para ir con el rey a Jerusalén.
El rey dijo a Barcilay: 'Quédate conmigo y yo te mantendré en Jerusalén'.
Pero Barzilai dijo al rey: ¿Cuántos son los días que me restan de vida para que yo suba con el rey a Jerusalem?
Dijo el rey a Barzilay: 'Pasa conmigo y te mantendré a mi lado en Jerusalén'.
Mas Barzilai dijo al rey: ¿Cuántos son los días del tiempo de mi vida, para que yo suba con el rey a Jerusalén?
El rey le dijo: ―Acompáñame. Quédate conmigo en Jerusalén, y yo me encargaré de todo lo que necesites.
Si el hombre muere, ya no vuelve a la vida. Cada día de mi servicio obligatorio esperaré que llegue mi relevo.
Lo que quiero decir, hermanos, es que nos queda poco tiempo. De aquí en adelante los que tienen esposa deben vivir como si no la tuvieran;
¡Y eso que ni siquiera sabéis qué sucederá mañana! ¿Qué es vuestra vida? Sois como la niebla, que aparece por un momento y luego se desvanece.