¿Por qué, entonces, despreciaste la palabra del Señor haciendo lo que le desagrada? ¡Asesinaste a Urías el hitita para apoderarte de su esposa! ¡Lo mataste con la espada de los amonitas!
2 Samuel 16:7 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017 En sus insultos, Simí le decía al rey: ―¡Largo de aquí! ¡Asesino! ¡Canalla! Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Y decía Simei, maldiciéndole: ¡Fuera, fuera, hombre sanguinario y perverso! Biblia Nueva Traducción Viviente —¡Vete de aquí, asesino y sinvergüenza! —le gritó a David—. Biblia Católica (Latinoamericana) Simeí lo maldecía: '¡Andate, ándate! No eres más que un sanguinario y un criminal!' La Biblia Textual 3a Edicion Y en tanto lo maldecía, Simei decía así: ¡Fuera! ¡Fuera, oh hombre sanguinario y hombre de Belial! Biblia Serafín de Ausejo 1975 Decía Semeí en sus maldiciones: '¡Vete, vete, hombre sanguinario y perverso! Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y decía Simeí, maldiciéndole: ¡Fuera, fuera, hombre sanguinario, hombre de Belial! |
¿Por qué, entonces, despreciaste la palabra del Señor haciendo lo que le desagrada? ¡Asesinaste a Urías el hitita para apoderarte de su esposa! ¡Lo mataste con la espada de los amonitas!
y a tirarles piedras a David y a todos sus oficiales, a pesar de que las tropas y la guardia real rodeaban al rey.
Pero Abisay hijo de Sarvia exclamó: ―¡Simí maldijo al ungido del Señor, y merece la muerte!
Por allí se encontraba un malvado que se llamaba Sabá hijo de Bicrí, que era benjaminita. Dando un toque de trompeta, se puso a gritar: «¡Pueblo de Israel, todos a vuestras casas, pues no tenemos parte con David, ni herencia con el hijo de Isaí!»
Aquel día todo el pueblo y todo Israel reconocieron que el rey no había sido responsable de la muerte de Abner hijo de Ner.
Poned frente a él a dos sinvergüenzas y hacedles testificar que él ha maldecido tanto a Dios como al rey. Luego sacadlo y matadlo a pedradas».
Llegaron los dos sinvergüenzas, se sentaron frente a él y lo acusaron ante el pueblo, diciendo: «¡Nabot ha maldecido a Dios y al rey!» Como resultado, la gente lo llevó fuera de la ciudad y lo mató a pedradas.
Dios mío, Dios de mi salvación, líbrame de derramar sangre, y mi lengua alabará tu justicia.
las amenazas del enemigo y la opresión de los impíos, pues me causan sufrimiento y en su enojo me insultan.
Se me estremece el corazón dentro del pecho, y me invade un pánico mortal.
que han surgido hombres perversos que descarrían a la gente y te dicen: “Vayamos a rendir culto a otros dioses”, dioses que vosotros no habéis conocido,
Piensa tú bien lo que debes hacer, pues la ruina está a punto de caer sobre nuestro amo y sobre toda su familia. Tiene tan mal genio que ni hablar se puede con él».