Es mejor que regreses a la ciudad y le digas a Absalón: “Mi rey, estoy a tu servicio. Antes fui siervo de tu padre, pero ahora seré tu siervo”. De ese modo podrás ayudarme a desbaratar los planes de Ajitofel.
2 Samuel 16:19 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017 Además, ¿a quién voy a servir? Serviré al hijo, como antes serví al padre. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 ¿Y a quién había yo de servir? ¿No es a su hijo? Como he servido delante de tu padre, así seré delante de ti. Biblia Nueva Traducción Viviente De todos modos, ¿por qué no te serviré? Así como fui el consejero de tu padre, ¡ahora seré tu consejero! Biblia Católica (Latinoamericana) Y además, ¿a quién voy a servir? ¿No eres tú su hijo? Te serviré pues igual como serví a tu padre'. La Biblia Textual 3a Edicion Y en segundo lugar, ¿a quién debería yo servir? ¿Acaso no estaré en presencia de su hijo? Como he servido delante de tu padre, así estaré delante de ti. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Y, en segundo lugar: ¿a quién vengo a servir, sino a su hijo? Como serví a tu padre, así te serviré a ti'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) ¿Y a quién había yo de servir? ¿No es a su hijo? Como he servido delante de tu padre, así seré delante de ti. |
Es mejor que regreses a la ciudad y le digas a Absalón: “Mi rey, estoy a tu servicio. Antes fui siervo de tu padre, pero ahora seré tu siervo”. De ese modo podrás ayudarme a desbaratar los planes de Ajitofel.
―De ningún modo —respondió Husay—. Soy más bien amigo del elegido del Señor, elegido también por este pueblo y por todos los israelitas. Así que yo me quedo contigo.
Luego le dijo Absalón a Ajitofel: ―Poneos a pensar en lo que debemos hacer.
Su boca es blanda como la manteca, pero sus pensamientos son belicosos. Sus palabras son más suaves que el aceite, pero no son sino espadas desenvainadas.
Entonces los demás judíos se unieron a Pedro en su hipocresía, y hasta el mismo Bernabé se dejó arrastrar por esa conducta hipócrita.
―Está bien —respondió David—. Ya verás de lo que es capaz tu siervo. ―Si es así —añadió Aquis—, de ahora en adelante te nombro mi guardaespaldas.
―Pero ¿qué es lo que he hecho? —reclamó David—. ¿Qué has visto en tu siervo desde el día en que entré a tu servicio hasta hoy? ¿Por qué no me permites luchar contra los enemigos de mi señor y rey?