Naamán, jefe del ejército del rey de Siria, era un hombre de mucho prestigio y gozaba del favor de su rey porque, por medio de él, el Señor le había dado victorias a su país. Era un soldado valiente, pero estaba enfermo de lepra.
2 Reyes 7:3 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017 Ese día, cuatro hombres que padecían de lepra se hallaban a la entrada de la ciudad. ―¿Qué ganamos con quedarnos aquí sentados, esperando la muerte? —se dijeron unos a otros—. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Había a la entrada de la puerta cuatro hombres leprosos, los cuales dijeron el uno al otro: ¿Para qué nos estamos aquí hasta que muramos? Biblia Nueva Traducción Viviente Sucedió que había cuatro hombres con lepra sentados en la entrada de las puertas de la ciudad. «¿De qué nos sirve sentarnos aquí a esperar la muerte? —se preguntaban unos a otros—. Biblia Católica (Latinoamericana) Cuatro leprosos que estaban cerca de la puerta de la ciudad, se dijeron unos a otros: '¿Para qué nos quedamos aquí esperando la muerte?' La Biblia Textual 3a Edicion Y había cuatro leprosos a la entrada de la puerta que se habían dicho: ¿Por qué nos quedamos aquí hasta morir? Biblia Serafín de Ausejo 1975 A la entrada de la puerta había cuatro leprosos que se decían unos a otros: '¿Para qué estamos sentados aquí esperando la muerte? Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y había cuatro hombres leprosos a la entrada de la puerta, los cuales se dijeron el uno al otro: ¿Para qué nos estamos aquí hasta que muramos? |
Naamán, jefe del ejército del rey de Siria, era un hombre de mucho prestigio y gozaba del favor de su rey porque, por medio de él, el Señor le había dado victorias a su país. Era un soldado valiente, pero estaba enfermo de lepra.
No ganamos nada con entrar en la ciudad. Allí nos moriremos de hambre con todos los demás, pero, si nos quedamos aquí, nos sucederá lo mismo. Vayamos, pues, al campamento de los sirios, para rendirnos. Si nos perdonan la vida, viviremos; y, si nos matan, de todos modos moriremos.
En esos momentos el rey estaba hablando con Guiezi, el criado del hombre de Dios, y le había dicho: «Cuéntame todas las maravillas que ha hecho Eliseo».
¿Para qué vais a morir tú y tu pueblo por la espada, el hambre y la pestilencia, tal como ha prometido el Señor a toda nación que no se someta al rey de Babilonia?
«¿Qué hacemos aquí sentados? ¡Venid, y vayámonos juntos a las ciudades fortificadas para morir allí! El Señor nuestro Dios nos está destruyendo. Nos ha dado a beber agua envenenada, porque hemos pecado contra él.
Tan pronto como la nube se apartó de la Tienda, a Miriam se le puso la piel blanca como la nieve. Cuando Aarón se volvió hacia ella, vio que tenía una enfermedad infecciosa.
El Señor le respondió a Moisés: «Si su padre le hubiera escupido el rostro, ¿no habría durado su humillación siete días? Que se le confine siete días fuera del campamento, y después de eso será readmitida».