Al llegar a la era de Hatad, que está cerca del río Jordán, hicieron grandes y solemnes lamentaciones. Allí José guardó luto por su padre durante siete días.
2 Reyes 6:27 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017 ―Si el Señor no te salva —respondió el rey—, ¿de dónde voy a sacar yo comida para salvarte? ¿Del granero? ¿Del lagar? Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Y él dijo: Si no te salva Jehová, ¿de dónde te puedo salvar yo? ¿Del granero, o del lagar? Biblia Nueva Traducción Viviente Él le respondió: —Si el Señor no te ayuda, ¿qué puedo hacer yo? No tengo comida en el granero ni vino en la prensa para darte. Biblia Católica (Latinoamericana) Este respondió: 'Si Yavé mismo no te salva, ¿qué puedo hacer yo?' La Biblia Textual 3a Edicion Pero él dijo: Si YHVH no te salva, ¿de dónde te salvaré yo?° ¿Con algo del granero o del lagar? Biblia Serafín de Ausejo 1975 Respondió él: 'Si Yahveh no te salva ¿con qué podré salvarte yo? ¿Con algo de la era o con algo del lagar?'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y él dijo: Si no te salva Jehová, ¿de dónde te he de salvar yo? ¿Del alfolí, o del lagar? |
Al llegar a la era de Hatad, que está cerca del río Jordán, hicieron grandes y solemnes lamentaciones. Allí José guardó luto por su padre durante siete días.
Un día, mientras el rey recorría la muralla, una mujer le gritó: ―¡Sálvanos, oh mi señor el rey!
¿Qué te pasa? Ella se quejó: ―Esta mujer me propuso que le entregara a mi hijo para que nos lo comiéramos hoy, y que mañana nos comeríamos el de ella.
Si el Señor no edifica la casa, en vano se esfuerzan los albañiles. Si el Señor no cuida la ciudad, en vano hacen guardia los vigilantes.
No pongáis vuestra confianza en gente poderosa, en simples mortales, que no pueden salvar.
Bríndanos tu ayuda contra el enemigo, pues de nada sirve la ayuda humana.
Confía siempre en él, pueblo mío; ábrele tu corazón cuando estés ante él. ¡Dios es nuestro refugio! Selah
En los últimos días, el monte de la casa del Señor será establecido como el más alto de los montes; se alzará por encima de las colinas, y hacia él confluirán todas las naciones.
Así dice el Señor: «¡Maldito el hombre que confía en el hombre! ¡Maldito el que se apoya en su propia fuerza y aparta su corazón del Señor!