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2 Reyes 24:4 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017

incluso por haber derramado sangre inocente, con la cual inundó Jerusalén. Por lo tanto, el Señor no quiso perdonar.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

asimismo por la sangre inocente que derramó, pues llenó a Jerusalén de sangre inocente; Jehová, por tanto, no quiso perdonar.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

quien había llenado Jerusalén con sangre inocente. El Señor no perdonaba eso.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

pero también a causa de la sangre inocente derramada de tal forma en Jerusalén que ésta se había repletado de ella. Yavé ya no quería perdonar.

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La Biblia Textual 3a Edicion

y también por la sangre inocente que había derramado, pues había llenado a Jerusalem de sangre inocente, y YHVH no quiso perdonar.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

también por la sangre inocente que había derramado, hasta llenar de ella a Jerusalén. Por eso Yahveh no quiso perdonar.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

también por la sangre inocente que derramó, pues llenó a Jerusalén de sangre inocente; lo cual Jehová no quiso perdonar.

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Lòt tradiksyon



2 Reyes 24:4
20 Referans Kwoze  

«Como Manasés, rey de Judá, ha practicado estas repugnantes ceremonias y se ha conducido peor que los amorreos que le precedieron, haciendo que los israelitas pequen con los ídolos que él hizo,


Además del pecado que hizo cometer a Judá, haciendo así lo que ofende al Señor, Manasés derramó tanta sangre inocente que inundó Jerusalén de un extremo a otro.


A pesar de eso, el Señor no apagó el gran fuego de su ira, que ardía contra Judá por todas las afrentas con que Manasés lo había provocado.


Los demás acontecimientos del reinado de Joacim, y todo lo que hizo, están escritos en el libro de las crónicas de los reyes de Judá.


Derramaron sangre inocente, la sangre de sus hijos y sus hijas. Al ofrecerlos en sacrificio a los ídolos de Canaán, su sangre derramada profanó la tierra.


los ojos que se enaltecen, la lengua que miente, las manos que derraman sangre inocente,


Los convertiré en motivo de espanto para todos los reinos de la tierra, por causa de lo que Manasés hijo de Ezequías, rey de Judá, hizo en Jerusalén.


Porque ellos me han abandonado. Han profanado este lugar, quemando en él incienso a otros dioses que no conocían ni ellos ni sus antepasados ni los reyes de Judá. Además, han llenado de sangre inocente este lugar.


Tienes la ropa manchada de sangre, de sangre de gente pobre e inocente, a los que nunca sorprendiste robando. Por todo esto


»Pero tus ojos y tu corazón solo buscan ganancias deshonestas, solo buscan derramar sangre inocente y practicar la opresión y la violencia».


Desde el día en que construyeron esta ciudad hasta hoy, ella ha sido para mí motivo de ira y de furor. Por eso la quitaré de mi presencia,


Hemos pecado, hemos sido rebeldes, y tú no has querido perdonarnos.


Adviértele que así dice el Señor omnipotente: “¡Ay de ti, ciudad que derramas sangre en tus calles, y te contaminas fabricando ídolos! ¡Cómo provocas tu ruina!


»”Porque el Señor omnipotente dice: »”¡Ay de la ciudad sanguinaria! ¡Ay de esa olla corroída, cuya herrumbre no se puede quitar! Saca uno a uno los trozos de carne, tal como vayan saliendo.


Sobre la roca desnuda he vertido su sangre, para que no quede cubierta. Así haré que se encienda mi ira, y daré lugar a mi venganza.


Por tanto, adviérteles que así dice el Señor omnipotente: “Vosotros coméis carne con sangre, adoráis a vuestros ídolos y derramáis sangre, ¿y aun así pretendéis poseer el país?


»No profanes la tierra que habitas. El derramamiento de sangre contamina la tierra, y solo con la sangre de aquel que la derramó es posible hacer expiación en favor de la tierra.


De este modo no se derramará sangre inocente en la tierra que el Señor tu Dios te da por herencia, y tú no serás culpable de homicidio.


»Si alguno de vosotros, al oír las palabras de este juramento, se cree bueno y piensa: “Todo me saldrá bien, aunque persista yo en hacer lo que me plazca”, provocará la ruina de todos.