Ahora bien, los filisteos habían cegado todos los pozos de agua que los siervos del padre de Isaac habían cavado.
2 Reyes 19:24 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017 Cavé pozos en tierras extranjeras, y en esas aguas apagué mi sed. Con las plantas de mis pies sequé todos los ríos de Egipto’. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Yo he cavado y bebido las aguas extrañas, he secado con las plantas de mis pies todos los ríos de Egipto. Biblia Nueva Traducción Viviente Cavé pozos en muchas tierras extranjeras y me refresqué con sus aguas. ¡Con la planta de mi pie detuve todos los ríos de Egipto!’. Biblia Católica (Latinoamericana) Cavé, y bebí aguas extranjeras, y dejé secos al pasar todos los ríos de Egipto. La Biblia Textual 3a Edicion He cavado pozos, y bebido aguas extranjeras, y con las plantas de mis pies he secado todos los ríos de Egipto. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Yo mismo he alumbrado y bebido aguas extranjeras; he secado con la planta de mis pies todos los canales de Egipto. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Yo cavé y bebí las aguas extrañas, y con las plantas de mis pies sequé todos los ríos de los lugares sitiados. |
Ahora bien, los filisteos habían cegado todos los pozos de agua que los siervos del padre de Isaac habían cavado.
Y, si llega a refugiarse en algún pueblo, todos los israelitas llevaremos sogas a ese lugar, y juntos arrastraremos a ese pueblo hasta el arroyo, de modo que no quede allí ni una piedra».
Entonces Ben Adad le envió otro mensaje a Acab: «Que los dioses me castiguen sin piedad si queda en Samaria el polvo suficiente para que mis hombres se lleven un puñado».
«Iré tras ellos y les daré alcance —alardeaba el enemigo—. Repartiré sus despojos hasta quedar hastiado. ¡Desenvainaré la espada y los destruiré con mi propia mano!»
Apestarán los canales, y bajará el nivel de los arroyos de Egipto hasta dejarlos completamente secos. ¡Las cañas y los juncos quedarán marchitos!
exclamó: «¡Mirad la gran Babilonia que he construido como capital del reino! ¡La he construido con mi gran poder, para mi propia honra!»