¡Que tus ojos estén abiertos día y noche sobre este templo, el lugar donde decidiste habitar, para que oigas la oración que tu siervo te eleva aquí!
2 Reyes 19:16 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017 Presta atención, Señor, y escucha; abre tus ojos, Señor, y mira; escucha las palabras que Senaquerib ha mandado a decir para insultar al Dios viviente. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Inclina, oh Jehová, tu oído, y oye; abre, oh Jehová, tus ojos, y mira; y oye las palabras de Senaquerib, que ha enviado a blasfemar al Dios viviente. Biblia Nueva Traducción Viviente ¡Inclínate, oh Señor, y escucha! ¡Abre tus ojos, oh Señor, y mira! Escucha las palabras desafiantes de Senaquerib contra el Dios viviente. Biblia Católica (Latinoamericana) ¡Pon atención, Yavé, óyeme, abre los ojos, Yavé, y mira! La Biblia Textual 3a Edicion Inclina tu oído, oh YHVH, y escucha; abre tus ojos, oh YHVH, y observa. Escucha las palabras que ha enviado Senaquerib para vituperar al Dios viviente. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Inclina, oh Yahveh, tus oídos y escucha; abre, Yahveh, tus ojos y mira. Escucha las palabras que Senaquerib ha enviado para escarnio del Dios vivo. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Inclina, oh Jehová tu oído y escucha; abre, oh Jehová, tus ojos y mira; y oye las palabras de Senaquerib, que ha enviado a blasfemar al Dios viviente. |
¡Que tus ojos estén abiertos día y noche sobre este templo, el lugar donde decidiste habitar, para que oigas la oración que tu siervo te eleva aquí!
»Es verdad, Señor, que los reyes asirios han asolado todas estas naciones y sus tierras.
Tal vez el Señor tu Dios oiga todas las palabras del comandante en jefe, a quien su señor, el rey de Asiria, envió para insultar al Dios viviente. ¡Que el Señor tu Dios lo castigue por las palabras que ha oído! Eleva, pues, una oración por el remanente del pueblo que aún sobrevive”».
»Ahora, Dios mío, te ruego que tus ojos se mantengan abiertos, y atentos tus oídos a las oraciones que se eleven en este lugar.
Inclina a mí tu oído, y acude pronto a socorrerme. Sé tú mi roca protectora, la fortaleza de mi salvación.
Levántate, oh Dios, y defiende tu causa; recuerda que a todas horas te ofenden los necios.
Señor, haz que sientan nuestros vecinos, siete veces y en carne propia, el oprobio que han lanzado contra ti.
Presta atención, Señor, y escucha; abre tus ojos, Señor, y mira; escucha todas las palabras que Senaquerib ha mandado a decir para insultar al Dios viviente.
Tal vez el Señor tu Dios oiga las palabras del comandante en jefe, a quien su señor, el rey de Asiria, envió para insultar al Dios viviente. ¡Que el Señor tu Dios lo castigue por las palabras que ha oído! Eleva, pues, una oración por el remanente del pueblo que aún sobrevive”».
Préstanos oído, Dios nuestro; abre los ojos y mira nuestra desolación y la ciudad sobre la cual se invoca tu nombre. Al hacerte estas peticiones, no apelamos a nuestra rectitud, sino a tu gran misericordia.
Consideró que el oprobio por causa del Mesías era una mayor riqueza que los tesoros de Egipto, porque tenía la mirada puesta en la recompensa.