Por haberse humillado Roboán, y porque aún quedaba algo bueno en Judá, el Señor apartó su ira de él y no lo destruyó por completo,
2 Crónicas 12:6 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017 Los jefes israelitas y el rey confesaron con humildad: ―¡El Señor es justo! Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Y los príncipes de Israel y el rey se humillaron, y dijeron: Justo es Jehová. Biblia Nueva Traducción Viviente Entonces los líderes de Israel y el rey se humillaron y dijeron: —¡El Señor es justo al hacer esto con nosotros! Biblia Católica (Latinoamericana) Entonces los jefes de Israel y el rey se humillaron y dijeron: '¡Yavé es justo!' La Biblia Textual 3a Edicion Pero los príncipes de Israel y el rey se humillaron y dijeron: Justo es YHVH. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Entonces se humillaron los jefes de Israel y el rey, y exclamaron: '¡Justo es Yahveh!'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y los príncipes de Israel y el rey se humillaron, y dijeron: Justo es Jehová. |
Por haberse humillado Roboán, y porque aún quedaba algo bueno en Judá, el Señor apartó su ira de él y no lo destruyó por completo,
Sus hermanos eran Azarías, Jehiel, Zacarías, Azarías, Micael y Sefatías. Todos estos fueron hijos de Josafat, rey de Israel.
Luego Ezequías, junto con los habitantes de Jerusalén, se arrepintió de su orgullo, y mientras él vivió, el Señor no volvió a derramar su ira contra ellos.
Estando en tal aflicción, imploró al Señor, Dios de sus antepasados, y se humilló profundamente ante él.
Su oración y la respuesta que recibió, como también todos sus pecados y rebeldías, los sitios donde erigió santuarios paganos y colocó las imágenes de la diosa Aserá y de otros ídolos, lo cual hizo antes de su humillación, todo esto está escrito en las crónicas de Jozay.
Pero, a diferencia de su padre Manasés, no se humilló ante el Señor, sino que multiplicó sus pecados.
El hombre reconocerá públicamente: “He pecado, he pervertido la justicia, pero no recibí mi merecido.
Moisés y Aarón se presentaron ante el faraón, y le advirtieron: «Así dice el Señor y Dios de los hebreos: “¿Hasta cuándo te opondrás a humillarte en mi presencia? Deja ir a mi pueblo para que me rinda culto.
Entonces el faraón mandó llamar a Moisés y a Aarón, y les dijo: ―Esta vez reconozco mi pecado. El Señor ha actuado con justicia, mientras que yo y mi pueblo hemos actuado mal.
¡Escuchadme, prestadme atención! ¡No seáis soberbios, que el Señor mismo lo ha dicho!
Di al rey y a la reina madre: «¡Humillaos, sentaos en el suelo, que ya no ostentáis sobre vuestra cabeza la corona de gloria!»
Sin embargo, hasta el día de hoy no se han humillado ni han sentido temor; no se han comportado según mi ley y mis preceptos, que os di a vosotros y a vuestros antepasados”.
«El Señor es justo, pero yo me rebelé contra sus leyes. Escuchad, vosotros los pueblos; fijaos en mi sufrimiento. Mis jóvenes y mis doncellas han marchado al destierro.
»Sin embargo, y a pesar de saber todo esto, tú, hijo de Nabucodonosor, no te has humillado.
»”Tú, Señor y Dios nuestro, dispusiste esta calamidad y la has dejado caer sobre nosotros, porque eres justo en todos tus actos. ¡A pesar de todo, no te hemos obedecido!
Volveré luego a mi morada, hasta que reconozcan su culpa. Buscarán ganarse mi favor; angustiados, me buscarán con ansias».
»Os digo que este, y no aquel, volvió a su casa justificado ante Dios. Pues todo el que a sí mismo se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido».
No conociendo la justicia que proviene de Dios, y procurando establecer la suya propia, no se sometieron a la justicia de Dios.
Pero él nos da mayor ayuda con su gracia. Por eso dice la Escritura: «Dios se opone a los orgullosos, pero da gracia a los humildes».
Entonces Adoní Bézec exclamó: «¡Setenta reyes, cortados los pulgares de las manos y los dedos gordos de los pies, recogían migajas debajo de mi mesa! ¡Ahora Dios me ha pagado con la misma moneda!» Luego lo llevaron a Jerusalén, y allí murió.