Yo soy el Señor vuestro Dios, así que santificaos y manteneos santos, porque yo soy santo. No os hagáis impuros por causa de los animales que se arrastran.
1 Tesalonicenses 4:7 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017 Dios no nos llamó a la impureza, sino a la santidad; Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Pues no nos ha llamado Dios a inmundicia, sino a santificación. Biblia Nueva Traducción Viviente Dios nos ha llamado a vivir vidas santas, no impuras. Biblia Católica (Latinoamericana) Pues Dios no nos llamó a vivir en la impureza, sino en la santidad. La Biblia Textual 3a Edicion porque no nos llamó Dios a inmundicia, sino a santificación. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Dios no nos llamó a una vida impura, sino santa. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Porque no nos ha llamado Dios a inmundicia, sino a santificación. |
Yo soy el Señor vuestro Dios, así que santificaos y manteneos santos, porque yo soy santo. No os hagáis impuros por causa de los animales que se arrastran.
que hablara con toda la asamblea de los israelitas y les dijera: «Sed santos, porque yo el Señor vuestro Dios soy santo.
Os escribo a todos vosotros, los amados de Dios que estáis en Roma, que habéis sido llamados a ser santos. Que Dios nuestro Padre y el Señor Jesucristo os concedan gracia y paz.
a la iglesia de Dios que está en Corinto, a los que han sido santificados en Cristo Jesús y llamados a ser su santo pueblo, junto con todos los que en todas partes invocan el nombre de nuestro Señor Jesucristo, Señor de ellos y de nosotros:
Las obras de la naturaleza pecaminosa se conocen bien: inmoralidad sexual, impureza y libertinaje;
Dios nos escogió en él antes de la creación del mundo, para que seamos santos y sin mancha delante de él. En amor
Porque somos hechura de Dios, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios dispuso de antemano a fin de que las pongamos en práctica.
Por eso yo, que estoy preso por la causa del Señor, os ruego que viváis de una manera digna del llamamiento que habéis recibido,
Han perdido toda vergüenza, se han entregado a la inmoralidad, y no se sacian de cometer toda clase de actos indecentes.
Nuestra exhortación no se origina en el error ni en malas intenciones, ni procura engañar a nadie.
Pues Dios nos salvó y nos llamó a una vida santa, no por nuestras propias obras, sino por su propia determinación y gracia. Nos concedió este favor en Cristo Jesús antes del comienzo del tiempo;
Esto les espera sobre todo a los que siguen los corrompidos deseos de la naturaleza humana y desprecian la autoridad del Señor. ¡Atrevidos y arrogantes que son! No tienen reparo en insultar a los seres celestiales,