Elías salió de allí y encontró a Eliseo hijo de Safat, que estaba arando. Había doce yuntas de bueyes en fila, y él mismo conducía la última. Elías pasó junto a Eliseo y arrojó su manto sobre él.
1 Samuel 28:14 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017 ―¿Y qué aspecto tiene? ―El de un anciano, que sube envuelto en un manto. Al darse cuenta Saúl de que era Samuel, se postró rostro en tierra. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Él le dijo: ¿Cuál es su forma? Y ella respondió: Un hombre anciano viene, cubierto de un manto. Saúl entonces entendió que era Samuel, y humillando el rostro a tierra, hizo gran reverencia. Biblia Nueva Traducción Viviente —¿Qué aspecto tiene? —preguntó Saúl. —Es un hombre anciano envuelto en un manto —le contestó ella. Saúl se dio cuenta de que era Samuel, y se postró en el suelo delante de él. Biblia Católica (Latinoamericana) Saúl preguntó: '¿Cómo es?' Ella respondió: 'El que sube es un anciano, envuelto en su manto'.
Saúl comprendió que se trataba de Samuel, se arrodilló, la cara contra el suelo y se inclinó. La Biblia Textual 3a Edicion Y dijo a ella: ¿Cuál es su forma? Y ella respondió: Sube un anciano cubierto con un manto. Saúl entonces entendió que era Samuel, e inclinó el rostro a tierra y se postró. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Saúl le preguntó: '¿Qué forma tiene?'. Respondió ella: 'La de un anciano en actitud de subir, y está cubierto con un manto'. Saúl comprendió que era Samuel e inclinándose se postró rostro en tierra. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y él le dijo: ¿Cuál es su forma? Y ella respondió: Un hombre anciano viene, cubierto de un manto. Saúl entonces entendió que era Samuel, y humillando el rostro a tierra, hizo gran reverencia. |
Elías salió de allí y encontró a Eliseo hijo de Safat, que estaba arando. Había doce yuntas de bueyes en fila, y él mismo conducía la última. Elías pasó junto a Eliseo y arrojó su manto sobre él.
El rey les preguntó: ―¿Qué aspecto tenía el hombre que os salió al encuentro y os habló de ese modo?
Elías tomó su manto y, enrollándolo, golpeó el agua. El río se partió en dos, de modo que ambos lo cruzaron en seco.
Cuando Samuel se dio la vuelta para irse, Saúl le agarró el borde del manto, y se lo arrancó.
David lo siguió, gritando: ―¡Mi señor el rey! Saúl miró hacia atrás, y David, postrándose rostro en tierra, se inclinó
―No tienes nada que temer —dijo el rey—. Dime lo que has visto. ―Veo un espíritu que sube de la tierra —respondió ella.