Los mensajeros, siguiendo las órdenes del rey, salieron de inmediato montando veloces corceles. El edicto se publicó también en la ciudadela de Susa.
1 Samuel 21:8 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017 Más tarde, David le preguntó a Ajimélec: ―¿No tienes a mano una lanza o una espada? Tan urgente era el encargo del rey que no alcancé a tomar mi espada ni mis otras armas. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Y David dijo a Ahimelec: ¿No tienes aquí a mano lanza o espada? Porque no tomé en mi mano mi espada ni mis armas, por cuanto la orden del rey era apremiante. Biblia Nueva Traducción Viviente David le preguntó a Ahimelec: —¿Tienes una lanza o una espada? El asunto del rey era tan urgente que ¡ni siquiera me dio tiempo de tomar un arma! Biblia Católica (Latinoamericana) Ahora bien, uno de los sirvientes de Saúl se había detenido ese mismo día en el santuario de Yavé; se llamaba Doeg el edomita, y era el más importante de los pastores de Saúl. La Biblia Textual 3a Edicion Y David dijo a Ahimelec: ¿No tienes aquí a mano una lanza o una espada? pues no he tomado en mi mano ni mi espada ni mis armas por cuanto la orden del rey era apremiante. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Aquel día estaba allí uno de los servidores de Saúl, detenido ante Yahveh; llamado Doeg, edomita, mayoral de los pastores de Saúl. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y David dijo a Ahimelec: ¿No tienes aquí a mano lanza o espada? Porque no tomé en mi mano mi espada ni mis armas, por cuanto el mandamiento del rey era apremiante. |
Los mensajeros, siguiendo las órdenes del rey, salieron de inmediato montando veloces corceles. El edicto se publicó también en la ciudadela de Susa.
No llevéis monedero ni bolsa ni sandalias; ni os detengáis a saludar a nadie por el camino.
Aquel día estaba allí uno de los oficiales de Saúl, que había tenido que quedarse en el santuario del Señor. Se trataba de un edomita llamado Doeg, que era jefe de los pastores de Saúl.
El sacerdote respondió: ―Aquí tengo la espada del filisteo Goliat, a quien mataste en el valle de Elá. Está detrás del efod, envuelta en un paño. Puedes llevártela, si quieres. Otras armas no tengo. ―Dámela —dijo David—. ¡Es la mejor que podrías ofrecerme!
David le respondió: ―Ya desde aquel día, cuando vi a Doeg en Nob, sabía yo que él le avisaría a Saúl. Yo tengo la culpa de que hayan muerto todos tus parientes.
Doeg el edomita, que se encontraba entre los oficiales de Saúl, le dijo: ―Yo vi al hijo de Isaí reunirse en Nob con Ajimélec hijo de Ajitob.