»Si alguien derrama la sangre de un ser humano, otro ser humano derramará la suya, porque el ser humano ha sido creado a imagen de Dios mismo.
1 Samuel 15:33 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017 Pero Samuel le dijo: ―Ya que tu espada dejó a tantas mujeres sin hijos, también sin su hijo se quedará tu madre. Y allí en Guilgal, en presencia del Señor, Samuel descuartizó a Agag. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Y Samuel dijo: Como tu espada dejó a las mujeres sin hijos, así tu madre será sin hijo entre las mujeres. Entonces Samuel cortó en pedazos a Agag delante de Jehová en Gilgal. Biblia Nueva Traducción Viviente Pero Samuel le dijo: —Como tu espada ha matado a los hijos de muchas madres, ahora tu madre se quedará sin hijos. Y Samuel cortó a Agag en pedazos delante del Señor en Gilgal. Biblia Católica (Latinoamericana) Samuel le dijo: 'Así como tu espada privó a las mujeres de sus hijos, así también tu madre será una mujer privada de su hijo'. Y Samuel despedazó a Agag en presencia de Yavé, en Guilgal. La Biblia Textual 3a Edicion Pero Samuel dijo: Como tu espada dejó a mujeres sin hijos, así tu madre estará sin hijo entre las mujeres. Y Samuel degolló a Agag en presencia de YHVH en Gilgal. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Pero Samuel le dijo: 'Así como tu espada ha privado de sus hijos a las mujeres, así, entre las mujeres, tu madre será privada de hijo'. Y Samuel degolló a Agag ante Yahveh en Guilgal. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y Samuel dijo: Como tu espada dejó las mujeres sin hijos, así tu madre será sin hijo entre las mujeres. Entonces Samuel cortó en pedazos a Agag delante de Jehová en Gilgal. |
»Si alguien derrama la sangre de un ser humano, otro ser humano derramará la suya, porque el ser humano ha sido creado a imagen de Dios mismo.
Luego Elías les ordenó: ―¡Prended a los profetas de Baal! ¡Que no escape ninguno! Tan pronto como los prendieron, Elías hizo que los bajaran al arroyo Quisón, y allí los ejecutó.
Mientras Moisés mantenía los brazos en alto, la batalla se inclinaba en favor de los israelitas; pero, cuando los bajaba, se inclinaba en favor de los amalecitas.
La espada del Señor está bañada en sangre, en la sangre de cabras y corderos; cubierta está de grasa, de la grasa de los riñones de carneros. Porque el Señor celebra un sacrificio en Bosra y una gran matanza en tierra de Edom.
Por eso, entrega ahora a sus hijos al hambre; abandónalos a merced de la espada. Que sus esposas se queden viudas y sin hijos; que sus maridos mueran asesinados, y que sus jóvenes caigan en combate a filo de espada.
»¡Maldito el que sea negligente para realizar el trabajo del Señor! ¡Maldito el que de la sangre retraiga su espada!
Por eso los hice pedazos por medio de los profetas; los herí con las palabras de mi boca. ¡Mi sentencia los fulminará como un relámpago!
Entonces los amalecitas y cananeos, que vivían en esa zona, descendieron y los derrotaron, haciéndolos retroceder hasta Jormá.
Porque así como juzguéis se os juzgará, y con la medida que midáis a otros se os medirá.
porque habrá un juicio sin compasión para el que actúe sin compasión. ¡La compasión triunfa en el juicio!
ellos derramaron la sangre de santos y de profetas, y tú les has dado a beber sangre, como se merecen».
Pagadle con la misma moneda; Dadle el doble de lo que ha cometido, y en la misma copa en que ella preparó bebida mezcladle una doble porción.
Entonces Adoní Bézec exclamó: «¡Setenta reyes, cortados los pulgares de las manos y los dedos gordos de los pies, recogían migajas debajo de mi mesa! ¡Ahora Dios me ha pagado con la misma moneda!» Luego lo llevaron a Jerusalén, y allí murió.
»Baja luego a Guilgal antes que yo. Allí me reuniré contigo para ofrecer holocaustos y sacrificios de comunión y, cuando llegue, te diré lo que tienes que hacer. Pero tú debes esperarme siete días».
Luego dijo Samuel: ―Traedme a Agag, rey de Amalec. Agag se le acercó muy confiado, pues pensaba: «Sin duda que el trago amargo de la muerte ya pasó».