y dijo: «Señor, Dios de Israel, no hay Dios como tú arriba en el cielo ni abajo en la tierra, pues tú cumples tu pacto de amor con quienes te sirven y te siguen de todo corazón.
1 Reyes 8:26 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017 Dios de Israel, ¡confirma ahora la promesa que le hiciste a mi padre David, tu siervo! Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Ahora, pues, oh Jehová Dios de Israel, cúmplase la palabra que dijiste a tu siervo David mi padre. Biblia Nueva Traducción Viviente Ahora, oh Dios de Israel, cumple esta promesa que le hiciste a tu siervo David, mi padre. Biblia Católica (Latinoamericana) Ahora, Dios de Israel, que se cumpla esa promesa que hiciste a tu servidor David mi padre. La Biblia Textual 3a Edicion Ahora pues, oh Dios de Israel, ruégote sea confirmada tu palabra que hablaste a tu siervo David mi padre. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Ahora, pues, oh Dios de Israel, confírmense las promesas que hiciste a tu siervo David, mi padre. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Ahora pues, oh Dios de Israel, cúmplase tu palabra que dijiste a tu siervo David mi padre. |
y dijo: «Señor, Dios de Israel, no hay Dios como tú arriba en el cielo ni abajo en la tierra, pues tú cumples tu pacto de amor con quienes te sirven y te siguen de todo corazón.
»Pero ¿será posible, Dios mío, que tú habites en la tierra? Si los cielos, por altos que sean, no pueden contenerte, ¡mucho menos este templo que he construido!
»Y ahora, Señor, mantén para siempre la promesa que le has hecho a tu siervo y a su dinastía. Cumple tu palabra
Señor y Dios, cumple ahora la promesa que le hiciste a mi padre David, pues tú me has hecho rey de un pueblo tan numeroso como el polvo de la tierra.
Confirma tu promesa a este siervo, como lo has hecho con los que te temen.
Acuérdate de la palabra que diste a este siervo tuyo, palabra con la que me infundiste esperanza.
Bendito sea el Señor, el Dios de Israel, por los siglos de los siglos. Amén y amén.
y vieron al Dios de Israel. Bajo sus pies había una especie de pavimento de zafiro, tan claro como el cielo mismo.
»Los pobres y los necesitados buscan agua, pero no la encuentran; la sed les ha resecado la lengua. Pero yo, el Señor, les responderé; yo, el Dios de Israel, no los abandonaré.
Te daré los tesoros de las tinieblas, y las riquezas guardadas en lugares secretos, para que sepas que yo soy el Señor, el Dios de Israel, que te llama por tu nombre.
Así cumpliré el juramento que les hice a vuestros antepasados, de darles una tierra donde abundan la leche y la miel, como la que hoy tenéis vosotros”». Yo respondí: «Amén, Señor».
―Vete en paz —respondió Elí—. Que el Dios de Israel te conceda lo que le has pedido.