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1 Reyes 8:15 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017

y dijo: «Bendito sea el Señor, Dios de Israel, que con su mano ha cumplido ahora lo que con su boca le había prometido a mi padre David cuando le dijo:

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

Y dijo: Bendito sea Jehová, Dios de Israel, que habló a David mi padre lo que con su mano ha cumplido, diciendo:

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Biblia Nueva Traducción Viviente

«Alabado sea el Señor, Dios de Israel, quien cumplió la promesa que le hizo a mi padre David; pues le dijo a mi padre:

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Biblia Católica (Latinoamericana)

¡Bendito sea Yavé, dijo, el Dios de Israel! Lo que su boca había anunciado a mi padre David, su mano acaba de ejecutarlo. Pues él había dicho:

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La Biblia Textual 3a Edicion

Y dijo: ¡Bendito sea YHVH Dios de Israel!, que ha cumplido con su mano lo que habló por su boca a David mi padre, diciendo:

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

y exclamó: '¡Bendito sea Yahveh, Dios de Israel, que ha dado cumplimiento con sus manos a lo que prometió con su boca a mi padre David, cuando le dijo:

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Y dijo: Bendito sea Jehová, el Dios de Israel, que con su boca habló a David mi padre, y con su mano lo ha cumplido, diciendo:

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Lòt tradiksyon



1 Reyes 8:15
29 Referans Kwoze  

Después de ofrecer los holocaustos y los sacrificios de comunión, David bendijo al pueblo en el nombre del Señor Todopoderoso,


»Y ahora, Señor y Dios, reafirma para siempre la promesa que les has hecho a tu siervo y a su dinastía. Cumple tu palabra


«Ve y dile a mi siervo David que así dice el Señor: “¿Serás tú acaso quien me construya una casa para que yo la habite?


¡Bendito sea el Señor, Dios de Israel, desde siempre y para siempre!» Y todo el pueblo respondió: «Amén», y alabó al Señor.


Será él quien construya una casa en mi honor, y yo afirmaré su trono para siempre.


Él será quien me construya un templo. Él será para mí como un hijo, y yo seré para él como un padre. Yo afirmaré para siempre el trono de su reino en Israel”.


Entonces David bendijo así al Señor en presencia de toda la asamblea: «¡Bendito seas, Señor, Dios de nuestro padre Israel, desde siempre y para siempre!


Luego David animó a toda la asamblea: «¡Alabad al Señor vuestro Dios!» Entonces toda la asamblea alabó al Señor, Dios de sus antepasados, y se inclinó ante el Señor y ante el rey.


El cuarto día se congregaron en el valle de Beracá, y alabaron al Señor; por eso llamaron a ese lugar el valle de Beracá, nombre con el que hasta hoy se le conoce.


y dijo: «Bendito sea el Señor, Dios de Israel, que con su mano ha cumplido ahora lo que con su boca le había prometido a mi padre David cuando le dijo:


Y los levitas Jesúa, Cadmiel, Baní, Jasabnías, Serebías, Hodías, Sebanías y Petaías clamaron: «¡Vamos, bendecid al Señor vuestro Dios desde ahora y para siempre! ¡Bendito seas, Señor! ¡Sea exaltado tu glorioso nombre, que está por encima de toda bendición y alabanza!


Somos nosotros los que alabamos al Señor desde ahora y para siempre. ¡Aleluya! ¡Alabado sea el Señor!


Quiero inclinarme hacia tu santo templo y alabar tu nombre por tu gran amor y fidelidad. Porque has exaltado tu nombre y tu palabra por encima de todas las cosas.


Bendito sea el Señor, el Dios de Israel, por los siglos de los siglos. Amén y amén.


¿Rehusáis y os rebeláis? ¡Seréis devorados por la espada!» El Señor mismo lo ha dicho.


El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras jamás pasarán.


«Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha venido a redimir a su pueblo.


(como lo prometió en el pasado por medio de sus santos profetas),


para mostrar misericordia a nuestros padres al acordarse de su santo pacto.


Alabado sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en las regiones celestiales con toda bendición espiritual en Cristo.


Y ni una sola de las buenas promesas del Señor a favor de Israel dejó de cumplirse, sino que cada una se cumplió al pie de la letra.


¡Alabado sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo! Por su gran misericordia, nos ha hecho nacer de nuevo mediante la resurrección de Jesucristo, para que tengamos una esperanza viva


David le dijo entonces a Abigaíl: ―¡Bendito sea el Señor, Dios de Israel, que te ha enviado hoy a mi encuentro!