Poned frente a él a dos sinvergüenzas y hacedles testificar que él ha maldecido tanto a Dios como al rey. Luego sacadlo y matadlo a pedradas».
1 Reyes 21:9 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017 En las cartas decía: «Decretad un día de ayuno, y dad a Nabot un lugar prominente en la asamblea del pueblo. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Y las cartas que escribió decían así: Proclamad ayuno, y poned a Nabot delante del pueblo; Biblia Nueva Traducción Viviente En esas cartas daba la siguiente orden: «Convoquen a todos los ciudadanos a que se reúnan para tener un tiempo de ayuno y denle a Nabot un lugar de honor. Biblia Católica (Latinoamericana) La carta decía: 'Ordenen un ayuno y citen a Nabot a comparecer ante el pueblo. La Biblia Textual 3a Edicion Y en las cartas escribió diciendo: Proclamad ayuno y haced que Nabot se siente frente al pueblo, Biblia Serafín de Ausejo 1975 Decía en las cartas: 'Promulgad un ayuno y dad asiento a Nabot a la cabeza del pueblo. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y las cartas que escribió decían así: Proclamad ayuno, y poned a Nabot a la cabecera del pueblo; |
Poned frente a él a dos sinvergüenzas y hacedles testificar que él ha maldecido tanto a Dios como al rey. Luego sacadlo y matadlo a pedradas».
De inmediato escribió cartas en nombre de Acab, puso en ellas el sello del rey, y las envió a los ancianos y nobles que vivían en la ciudad de Nabot.
Vosotros solo ayunáis para pelear y reñir, y daros puñetazos a mansalva. Si queréis que el cielo atienda vuestros ruegos, ¡ayunad, pero no como ahora lo hacéis!
Les envió a Belén y les dijo: ―Id e informaros bien acerca de ese niño y, tan pronto como le encontréis, informadme a mí para que también vaya yo y le adore.
»¡Ay de vosotros, maestros de la ley y fariseos, hipócritas! Cerráis el reino de los cielos a los demás, y ni entráis vosotros ni dejáis entrar a los que intentan hacerlo.
Devoran los bienes de las viudas y a la vez hacen largas plegarias para impresionar a los demás. Estos recibirán peor castigo.
Luego los judíos llevaron a Jesús de la casa de Caifás al palacio del gobernador romano. Como ya amanecía, los judíos no entraron en el palacio, pues de hacerlo se contaminarían ritualmente y no podrían comer la Pascua.