Por tanto, mañana como a esta hora voy a enviar a mis funcionarios a requisar tu palacio y las casas de tus funcionarios, y se apoderarán de todo lo que más valoras y se lo llevarán”».
1 Reyes 20:7 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017 El rey de Israel mandó llamar a todos los ancianos del país y les dijo: ―¡Mirad cómo ese tipo nos quiere causar problemas! Cuando mandó que le entregara mis esposas y mis hijos, mi oro y mi plata, no se los negué. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Entonces el rey de Israel llamó a todos los ancianos del país, y les dijo: Entended, y ved ahora cómo este no busca sino mal; pues ha enviado a mí por mis mujeres y mis hijos, y por mi plata y por mi oro, y yo no se lo he negado. Biblia Nueva Traducción Viviente Entonces Acab mandó llamar a todos los ancianos del reino y les dijo: —¡Miren cómo este hombre está causando problemas! Ya accedí a su exigencia de darle mis esposas, mis hijos, mi plata y mi oro. Biblia Católica (Latinoamericana) Entonces el rey de Israel convocó a los ancianos del país y les dijo: 'Miren, es evidente que este nos odia. Cuando me reclamó mis mujeres y mis hijos, mi plata y mi oro, nada le negué'. La Biblia Textual 3a Edicion Y el rey de Israel llamó a todos los ancianos del país, y les dijo: Reconoced ahora y ved cómo éste no busca sino hacer daño; porque exige° mis mujeres y mis hijos, y mi plata y mi oro, sin habérselo yo negado. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Convocó entonces el rey a todos los ancianos del país y les dijo: 'Considerad y ved que este hombre sólo busca hacernos mal. Me reclama mis mujeres y mis hijos, mi plata y mi oro, sin que yo se lo haya negado'. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Entonces el rey de Israel llamó a todos los ancianos de la tierra, y les dijo: Entended, y ved ahora cómo este no busca sino mal; pues ha enviado a mí por mis esposas y mis hijos, y por mi plata y por mi oro; y yo no se lo he negado. |
Por tanto, mañana como a esta hora voy a enviar a mis funcionarios a requisar tu palacio y las casas de tus funcionarios, y se apoderarán de todo lo que más valoras y se lo llevarán”».
Los ancianos y todos los del pueblo respondieron: ―No le haga caso ni ceda a sus exigencias.
De inmediato escribió cartas en nombre de Acab, puso en ellas el sello del rey, y las envió a los ancianos y nobles que vivían en la ciudad de Nabot.
Entonces el rey Salomón mandó que los ancianos de Israel, y todos los jefes de las tribus y los patriarcas de las familias israelitas se congregaran ante él en Jerusalén para trasladar el arca del pacto del Señor desde Sión, la Ciudad de David.
Al leer la carta, el rey de Israel se rasgó las vestiduras y exclamó: «¿Y acaso soy Dios, capaz de dar vida o muerte, para que venga alguien y me pida sanar a un leproso? ¡Fijaos bien cómo me está buscando pleito!»
Después de consultar a los jefes de mil y de cien soldados, y a todos los oficiales, David
David reunió en Jerusalén a todos los jefes de Israel, es decir, a los jefes de las tribus, los jefes de las divisiones que por turno servían al rey, los jefes de mil y de cien soldados, los administradores de los bienes, del ganado y de los príncipes, los eunucos del palacio, los guerreros, y todos los valientes.
Conciben iniquidad, y dan a luz maldad; en su vientre se genera el engaño».
de los que urden en su corazón planes malvados y todos los días fomentan la guerra.
Aun en su lecho trama hacer el mal; se aferra a su mal camino y persiste en la maldad.
¿Hasta cuándo atacaréis todos vosotros a un hombre para derribarlo? Es como un muro inclinado, ¡como una cerca a punto de derrumbarse!
Sin dirección, la nación fracasa; el éxito depende de los muchos consejeros.
El que madruga para el bien, halla buena voluntad; el que anda tras el mal, por el mal será alcanzado.
porque en su corazón traman violencia, y no hablan más que de cometer fechorías.
El malvado trama el mal en su mente, y siempre anda provocando disensiones.
Sentados a la misma mesa, estos dos reyes pensarán solo en hacerse daño, y se mentirán el uno al otro; pero esto de nada servirá, porque el momento del fin todavía no habrá llegado.