Cada soldado abatió a su adversario, y los sirios tuvieron que huir. Los israelitas los persiguieron, pero Ben Adad, rey de Siria, escapó a caballo con algunos de sus jinetes.
1 Reyes 20:21 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017 El rey de Israel avanzó y abatió a la caballería, de modo que los sirios sufrieron una gran derrota. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Y salió el rey de Israel, e hirió la gente de a caballo, y los carros, y deshizo a los sirios causándoles gran estrago. Biblia Nueva Traducción Viviente Sin embargo, el rey de Israel destruyó el resto de los caballos y carros de guerra y masacró a los arameos. Biblia Católica (Latinoamericana) Salió el rey de Israel, reunió a los caballos y a los carros e infligió a Aram una gran derrota. La Biblia Textual 3a Edicion Y el rey de Israel salió y atacó a la caballería y a los carros de guerra, ocasionando una gran derrota a los sirios. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Salió entonces el rey de Israel y batió a la caballería y a los carros. Con ello infligió a Aram una gran derrota. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Y salió el rey de Israel, e hirió la gente de a caballo, y los carros; y deshizo a los sirios con grande estrago. |
Cada soldado abatió a su adversario, y los sirios tuvieron que huir. Los israelitas los persiguieron, pero Ben Adad, rey de Siria, escapó a caballo con algunos de sus jinetes.
Más tarde, el profeta se presentó ante el rey de Israel y le dijo: «No te duermas en los laureles; traza un buen plan, porque el año entrante el rey de Siria volverá a atacar».
Esto es poca cosa para el Señor, que además entregará a Moab en vuestras manos.
Cuando los moabitas llegaron al campamento de Israel, los israelitas les hicieron frente y los derrotaron. Aquellos se dieron a la fuga, pero los israelitas los persiguieron y los aniquilaron,
Josué y el ejército israelita exterminaron a sus enemigos; muy pocos de estos pudieron refugiarse en las ciudades amuralladas.
Derrotó veinte ciudades, desde Aroer hasta las inmediaciones de Minit, y hasta Abel Queramín. La derrota fue muy grande; así los amonitas quedaron sometidos a los israelitas.
«Seguidme —les ordenó—, porque el Señor ha entregado en vuestras manos a vuestros enemigos los moabitas». Bajaron con él y, tomando posesión de los vados del Jordán que conducían a Moab, no dejaron pasar a nadie.
Entonces los soldados de Israel y de Judá, dando gritos de guerra, se lanzaron contra ellos y los persiguieron hasta la entrada de Gat y hasta las puertas de Ecrón. Todo el camino, desde Sajarayin hasta Gat y Ecrón, quedó cubierto de cadáveres de filisteos.
Volvió a estallar la guerra. David salió a pelear contra los filisteos, y los combatió con tal violencia que tuvieron que huir.