Después de un largo tiempo, en el tercer año, la palabra del Señor vino a Elías y le dio este mensaje: «Ve y preséntate ante Acab, y yo voy a enviar lluvia sobre la tierra».
1 Reyes 18:2 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017 Así que Elías se puso en camino para presentarse ante Acab. En Samaria había mucha hambre. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Fue, pues, Elías a mostrarse a Acab. Y el hambre era grave en Samaria. Biblia Nueva Traducción Viviente Entonces Elías fue a ver al rey Acab. Mientras tanto, el hambre se hizo muy intensa en Samaria. Biblia Católica (Latinoamericana) Partió pues Elías para presentarse ante Ajab.
El hambre era terrible en Samaría. La Biblia Textual 3a Edicion Y fue Elías a presentarse ante Acab. Y la hambruna era aguda en Samaria. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Fue, pues, Elías a presentarse a Ajab. El hambre arreciaba en Samaría. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Fue, pues, Elías a mostrarse a Acab. Y había gran hambre en Samaria. |
Después de un largo tiempo, en el tercer año, la palabra del Señor vino a Elías y le dio este mensaje: «Ve y preséntate ante Acab, y yo voy a enviar lluvia sobre la tierra».
Por lo tanto, Acab mandó llamar a Abdías, quien administraba su palacio y veneraba al Señor.
Pues bien, así dice el Señor: “Ya no te levantarás de tu lecho de enfermo, sino que ciertamente morirás”». Así lo hizo Elías,
El sitio duró tanto tiempo que provocó un hambre terrible en la ciudad, hasta tal punto que una cabeza de asno llegó a costar ochenta monedas de plata, y un poco de algarroba, cinco.
El Señor es mi luz y mi salvación; ¿a quién temeré? El Señor es el baluarte de mi vida; ¿quién podrá amedrentarme?
Contra ti he pecado, solo contra ti, y he hecho lo que es malo ante tus ojos; por eso, tu sentencia es justa, y tu juicio, irreprochable.
El malvado huye aunque nadie lo persiga; pero el justo vive confiado como un león.
«Soy yo mismo el que los consuela. ¿Quién eres tú, que temes a los hombres, a simples mortales, que no son más que hierba?
Si salgo al campo, veo los cuerpos de los muertos a filo de espada; si entro en la ciudad, veo los estragos que el hambre ha producido. Tanto el profeta como el sacerdote andan errantes en el país sin saber lo que hacen”».
por lo que en vano agotaréis vuestras fuerzas, y ni el suelo ni los árboles del campo os darán sus frutos.
Cuando yo destruya vuestros trigales, diez mujeres hornearán para vosotros pan en un solo horno. Y lo distribuiréis racionado, de tal manera que comeréis, pero no os saciaréis.