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1 Reyes 10:29 - Biblia Nueva Versión Internacional 2017

En Egipto compraban carros por seiscientas monedas de plata, y caballos por ciento cincuenta, para luego vendérselos a todos los reyes hititas y sirios.

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Montre Interlinear Bible

Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

Y venía y salía de Egipto, el carro por seiscientas piezas de plata, y el caballo por ciento cincuenta; y así los adquirían por mano de ellos todos los reyes de los heteos, y de Siria.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

En ese tiempo, un carro egipcio costaba seiscientas piezas de plata, y los caballos se vendían a ciento cincuenta piezas de plata. Después los exportaban a los reyes de los hititas y a los reyes de Aram.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Un carro importado de Musur costaba seiscientas piezas de plata, y un caballo ciento cincuenta; también se los exportaba para los reyes de los Hititas y los reyes de Aram.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Y cada carro que entraba de Egipto costaba seiscientos siclos de plata, y cada caballo ciento cincuenta siclos. Por medio de ellos también los adquirían todos los reyes de los heteos y los reyes de Siria.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

Un carro importado de Musrí costaba seiscientos siclos de plata, y un caballo ciento cincuenta. Los exportadores los traían también para todos los reyes de los hititas y para los reyes de Aram.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Y venía y salía de Egipto, el carro por seiscientos siclos de plata, y el caballo por ciento cincuenta; y así los sacaban por mano de ellos, todos los reyes de los heteos, y de Siria.

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Lòt tradiksyon



1 Reyes 10:29
6 Referans Kwoze  

Un carro importado de Egipto costaba seiscientas monedas de plata; un caballo, ciento cincuenta. Además, estos carros y caballos se los vendían a todos los reyes hititas y sirios.


Yo les hablé a los profetas; les hice tener muchas visiones, y por medio de ellos hablé en parábolas».


Esta profecía es la palabra del Señor dirigida a Israel por medio de Malaquías.


Vuestro territorio se extenderá desde el desierto hasta el Líbano, y desde el gran río Éufrates, territorio de los hititas, hasta el mar Mediterráneo, que se encuentra al oeste.


David entonces les preguntó a Ajimélec el hitita y a Abisay hijo de Sarvia, hermano de Joab: ―¿Quién quiere venir conmigo al campamento de Saúl? ―Yo voy contigo —respondió Abisay.