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Tito 1:11 - Biblia Castilian 2003

A éstos hay que taparles la boca, ya que están echando a perder a familias enteras ense ando lo que no deben, y todo por una sórdida ganancia.

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Montre Interlinear Bible

Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

a los cuales es preciso tapar la boca; que trastornan casas enteras, enseñando por ganancia deshonesta lo que no conviene.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Hay que callarlos, porque, con su falsa enseñanza, alejan a familias enteras de la verdad, y solo lo hacen por dinero.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Hay que taparles la boca, pues enseñan en forma muy interesada cosas que no conviene y desconciertan a familias enteras.

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La Biblia Textual 3a Edicion

a los cuales es necesario taparles la boca; que trastornan casas enteras, enseñando por ganancia deshonesta lo que no se debe.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

A éstos hay que taparles la boca, ya que están echando a perder a familias enteras enseñando lo que no deben, y todo por una sórdida ganancia.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

a los cuales es preciso tapar la boca, que trastornan casas enteras, enseñando por ganancia deshonesta lo que no conviene.

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Lòt tradiksyon



Tito 1:11
22 Referans Kwoze  

Al mirarlo, los rectos se complacen y toda iniquidad cierra su boca.


serán dados al filo de la espada para hacerse bot n de los chacales.


Por eso daré sus mujeres a otros, sus campos a conquistadores, porque desde el menor al mayor, todos ellos andan buscando su provecho; y desde el profeta al sacerdote, todos ellos obran con enga o.


Me deshonráis delante de mi pueblo por unos pu ados de cebada y por unos trozos de pan, causando la muerte de personas que no deben morir y salvando la vida de personas que no deben vivir, diciendo mentiras a mi pueblo, que escucha la mentira'.'


para que te acuerdes y te avergüences y ni siquiera te atrevas a hablar a causa de tu confusión, cuando yo te perdone todo lo que has hecho' - oráculo del Se or Yahveh.'


Sus jefes juzgan por soborno, sus sacerdotes ense an por lucro, sus profetas adivinan por dinero, y se apoyan en Yahveh, diciendo: '¿No está Yahveh entre nosotros? ¡No nos sucederá nada malo!'.


As habla Yahveh contra los profetas que seducen a mi pueblo, los que proclaman: '¡Paz!', mientras tengan algo que masticar entre sus dientes; pero declaran: '¡Guerra santa!' a quien no les pone algo en la boca.


¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que cerráis a los hombres el reino de los cielos! Pues ni vosotros entráis ni a los que están entrando les dejáis entrar.


Y ya no se atrev an a hacerle más preguntas.


El asalariado, el que no es pastor ni due o de las ovejas, apenas ve acercarse el lobo, abandona las ovejas y sale huyendo - mientras el lobo las arrebata y las dispersa -;


Ahora bien, sabemos que cuanto dice la ley, para aquellos que están bajo la ley lo dice, a fin de que nadie pueda rechistar y el mundo entero se sienta reo de culpa ante Dios;


¡Por la verdad de Cristo que hay en m: no me será arrebatada esta gloria en las regiones de Acaya!


Al mismo tiempo se acostumbran a estar ociosas, a ir de casa en casa; y no sólo están ociosas, sino que dicen tonter as y frivolidades, y hablan de lo que no deben.


Porque si una viuda tiene hijos o nietos, sean éstos los primeros en cumplir sus deberes filiales con la propia familia y en corresponder por lo que deben a sus progenitores. Esto es agradable a los ojos de Dios.


y altercados sin cuento, cual corresponde a hombres de mentalidad corrompida y privados de la verdad, que hacen de la religión negocio.


que se han desviado de la verdad, llegando a afirmar que la resurrección ha tenido ya lugar, y han reducido a ruinas la fe de algunos.


Porque de esta casta son esos que se introducen en las casas y cautivan a las pobres mujeres cargadas de pecados y llevadas de toda clase de deseos,


Porque, como administrador de Dios que es, el obispo tiene que ser irreprochable, no arrogante, ni iracundo, ni bebedor, ni pendenciero, ni codicioso;


adherido firmemente a la palabra auténtica, conforme a la ense anza recibida, para que as también él sea capaz de exhortar con una ense anza saludable y refutar a los contrarios.


Al sectario, amonéstalo una y dos veces, y después recházalo,