Si él calla, ¿quién condenará? Si encubre su rostro, ¿quién lo percibe? Él se preocupa de pueblos e individuos,
Salmos 102:2 - Biblia Castilian 2003 Se or, escucha mi plegaria, que a ti llegue mi clamor. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 No escondas de mí tu rostro en el día de mi angustia; Inclina a mí tu oído; Apresúrate a responderme el día que te invocare. Biblia Nueva Traducción Viviente No te alejes de mí en el tiempo de mi angustia. Inclínate para escuchar y no tardes en responderme cuando te llamo. Biblia Católica (Latinoamericana) No me escondas tu cara en el día de mi desgracia, vuelve tus oídos hacia mí el día que te invoco, apresúrate en responderme. La Biblia Textual 3a Edicion ¡No escondas de mí tu rostro en el día de mi angustia! ¡Inclina a mí tu oído! ¡Respóndeme pronto el día en que te invoco! Biblia Serafín de Ausejo 1975 Señor, escucha mi plegaria, que a ti llegue mi clamor. Biblia Reina Valera Gómez (2023) No escondas de mí tu rostro: en el día de mi angustia inclina a mí tu oído; en el día que te invocare, apresúrate a responderme. |
Si él calla, ¿quién condenará? Si encubre su rostro, ¿quién lo percibe? Él se preocupa de pueblos e individuos,
¿Por qué no toleras mi pecado ni pasas por encima de mi falta? Ya muy pronto yaceré en el polvo; ya no existiré cuando me busques'.
Si tú ocultas tu rostro, ellos se aterran; si retiras tu aliento, ellos fenecen, retornando a su polvo.
En seguida, respóndeme, Se or: el aliento me falta. No me ocultes tu rostro y que me iguale a los que bajan a la fosa.
Oración. De David. Oye, Se or, la causa justa, atiende a mi clamor, escucha mi oración, de labios no embusteros.
No me ocultes tu rostro ni arrojes a tu siervo con desdén, tú, que eres mi socorro. No me olvides ni abandones, oh Dios, mi salvador.
A ti, Se or, me acojo, que no tenga jamás que avergonzarme: por tu justicia, ponme en salvo.
Innumerables males me circundan, mis maldades me alcanzan, y ya no puedo ver. Son más que en mi cabeza los cabellos y el ánimo me falta.
Respóndeme, Se or, según la delicia de tu gracia, y por tu gran compasión, retórnate hacia m.
Sucedió que, durante este largo periodo, murió el rey de Egipto. Los israelitas segu an lamentándose de su servidumbre y clamando, y su grito de socorro, salido del fondo de su esclavitud, llegó a Dios.
Oyó Dios su gemido, y se acordó de su alianza con Abrahán, Isaac y Jacob.
Si pasas por las aguas, contigo estoy, si por los r os, no te anegarán; si andas por el fuego, no te quemarás y la llama no te abrasará.
Aguardaré a Yahveh, que oculta su rostro a la casa de Jacob, y en él esperaré.
No habéis afrontado ninguna tentación superior a la capacidad humana. Dios es fiel y no permitirá que seáis tentados por encima de vuestras fuerzas; por el contrario, junto con la tentación, os proporcionará también el feliz resultado de poderla resistir.