Que no participe mi alma en sus consejos, ni mi corazón se asocie a su asamblea. Porque en su furor mataron hombres y en su desenfreno desjarretaron toros.
Salmos 1:1 - Biblia Castilian 2003 Dichoso el hombre que no sigue el consejo del imp o, ni en el camino del errado se detiene, ni en la reunión de los malvados toma asiento, Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, Ni estuvo en camino de pecadores, Ni en silla de escarnecedores se ha sentado; Biblia Nueva Traducción Viviente Qué alegría para los que no siguen el consejo de malos, ni andan con pecadores, ni se juntan con burlones, Biblia Católica (Latinoamericana) Dichoso el hombre
que no va a reuniones de malvados,
ni sigue el camino de los pecadores
ni se sienta en la junta de burlones, La Biblia Textual 3a Edicion ¡Cuán bienaventurado es el varón que no anduvo en consejo de malos, Ni se detuvo en camino de pecadores, Ni en silla de escarnecedores se ha sentado! Biblia Serafín de Ausejo 1975 Dichoso el hombre que no sigue el consejo del impío, ni en el camino del errado se detiene, ni en la reunión de los malvados toma asiento, Biblia Reina Valera Gómez (2023) El piadoso será prosperado, el impío perecerá Bienaventurado el hombre que no anda en consejo de malos, ni está en camino de pecadores, ni en silla de escarnecedores está sentado; |
Que no participe mi alma en sus consejos, ni mi corazón se asocie a su asamblea. Porque en su furor mataron hombres y en su desenfreno desjarretaron toros.
Como si fuera poco imitar los pecados de Jeroboán, hijo de Nebat, tomó por esposa a Jezabel, hija de Etbaal, rey de los sidonios, rindió culto a Baal y se postró ante él.
También él siguió los caminos de la casa de Ajab, pues su madre le aconsejaba obrar imp amente.
¿Qué logras con ser violento, con despreciar la obra de tus manos y favorecer los planes del imp o?
¿No tienen ellos su dicha en la mano aunque el plan del imp o está lejos de Dios?
pues conoce el Se or el camino del justo, mientras va a la perdición la senda del imp o.
Dichosos los que observan la justicia, los que hacen el bien en todo tiempo.
Aleluya. Dichoso el hombre que teme al Se or Álef y tiene en sus mandatos su contento. Bet
Dichoso el pueblo que goza de esta suerte, dichoso el pueblo, cuyo Dios es el Se or.
Dichoso el que en su ayuda tiene al Dios de Jacob, con la esperanza en el Se or su Dios,
el Se or, el que protege al extranjero y el que sostiene al huérfano y a la viuda. Y él, también, el que entorpece las sendas del imp o.
no sea que se enoje y perdáis vuestros caminos, pues su ira se enciende en un momento. ¡Dichosos los que en él buscan abrigo!
Los dichos de su boca, fraude y dolo; dejó de comprender, de hacer el bien.
Escucha, Dios, mi voz, cuando me quejo y preserva mi vida del terror del enemigo.
Torre y escudo es el Se or: él otorga favores y fortuna, y no rehúsa bien alguno al que camina en rectitud.
¿Hasta cuándo, inexpertos, amaréis la inexperiencia, vosotros, insolentes gozaréis con la insolencia, y los necios a la ciencia tendréis odio?
Los azotes son para los insolentes; los golpes, para la espalda de los necios.
No me senté en compa a de gente alegre ni anduve de fiesta en fiesta; por mor de tu mano me sentaba yo solo, porque de tu furor me llenaste.
'Dije a sus hijos en el desierto: 'No procedáis según las leyes de vuestros padres, ni observéis sus normas, ni os contaminéis con sus dolos.
Jesús le respondió: 'Bienaventurado eres tú, Simón, hijo de Jonás; porque ni la carne ni la sangre te lo ha revelado, sino mi Padre que está en los cielos.
Pero él contestó: 'Bienaventurados más bien los que escuchan la palabra de Dios y la guardan'.
que no hab a dado su voto a lo decretado y ejecutado por los demás y esperaba el reino de Dios,
D cele Jesús: '¿Porque me has visto has cre do? ¡Bienaventurados los que creen sin haber visto!'.
mediante el cual hemos obtenido [por la fe] incluso el acceso a esta gracia, en la que nos mantenemos firmes, nos sentimos gozosamente seguros en la esperanza de la gloria de Dios.
Empu ad, pues, las armas de Dios, para que podáis resistir en el d a adverso y os mantengáis firmes tras vencerlo todo.
Podréis comer todos los animales que tengan la pezu a dividida, hendida en dos mitades, y que sean rumiantes.
¡Dichoso tú, Israel! ¿Quién como tú, pueblo salvado por Yahveh, tu escudo protector, y cuya espada es tu exaltación? Tus enemigos simularán someterse ante ti, pero tú hollarás sus espaldas'.
Ya basta con el tiempo que habéis dedicado a hacer la voluntad de los gentiles, viviendo en desenfrenos, pasiones, libertinajes, org as, borracheras y abominables idolatr as.
Dichosos los que lavan sus túnicas; as dispondrán del árbol de la vida y podrán entrar por las puertas de la ciudad.