La tierra era una masa informe y caótica. Hab a tiniebla sobre la faz del abismo y el hálito de Dios aleteaba sobre la superficie de las aguas.
Proverbios 8:24 - Biblia Castilian 2003 Nac cuando no exist an los abismos, cuando no hab a fuentes bulliciosas. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Antes de los abismos fui engendrada; Antes que fuesen las fuentes de las muchas aguas. Biblia Nueva Traducción Viviente Nací antes de que los océanos fueran creados, antes de que brotara agua de los manantiales. Biblia Católica (Latinoamericana) Aún no existían los océanos cuando yo nací,
no había fuente alguna de donde brotaran los mares. La Biblia Textual 3a Edicion Antes de los abismos yo estaba engendrada, Antes que fueran las fuentes de las muchas aguas. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Nací cuando no existían los abismos, cuando no había fuentes bulliciosas. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Antes de los abismos fui engendrada; antes que fuesen las fuentes de las muchas aguas. |
La tierra era una masa informe y caótica. Hab a tiniebla sobre la faz del abismo y el hálito de Dios aleteaba sobre la superficie de las aguas.
¿Has llegado hasta las fuentes del mar y te has paseado por el fondo del abismo?
Proclamaré el decreto del Se or, él me ha dicho: 'Tú eres hijo m o, yo te he engendrado en este d a.
por su ciencia se abren las fuentes del abismo y las nubes destilan el roc o.
Y la Palabra se hizo carne y puso su morada entre nosotros. Nosotros vimos su gloria, gloria como de Hijo único que viene del Padre, lleno de gracia y de verdad.
Porque tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único, para que ninguno de los que creen en él no perezca, sino que tenga vida eterna.
Porque el Padre ama al Hijo y le muestra todo lo que hace; y le mostrará obras mayores que éstas, de suerte que vosotros quedaréis maravillados.
Pues, ¿a cuál de los ángeles dijo Dios jamás: Hijo m o eres tú, hoy te he engendrado yo? ¿O también: Yo seré su padre y él será mi hijo?
En esto se manifestó el amor de Dios en nosotros: en que Dios envió al mundo a su Hijo, al Unigénito, para que vivamos por él.